El titular parece fuera del contexto actual cuando una sociedad insuficientemente informada va aceptando que algunos padres dejen de vacunar a sus hijos incumpliendo los calendarios vacunales que nuestras autoridades sanitarias han puesto en vigor tras análisis riguroso de cada enfermedad y de sus datos epidemiológicos (señala el ginecólogo José Luis Neyro). Se entiende de manera equivocada que «como no se ven las enfermedades infecciosas ya no hay necesidad de vacunarse frente a ellas»; en realidad, es al revés: es gracias a que seguimos vacunando (a nuestros niños y adultos….) que las enfermedades infecciosas van cediendo terreno. Pero si dejamos de vacunar, volverán a verse enfermedades casi vencidas, como el sarampión, la tosferina, la rubeola, la difteria…, etc, etc.
“La vacunación constituye una de las mejores inversiones en sanidad. Y la vacuna antineumocócica es una muestra evidente de ello”. Así lo ha puesto de manifiesto el Dr. José Manuel Rumbao, infectólogo pediatra, en el marco del VII Congreso Nacional de la Asociación Española de Vacunología, que estos días se celebra en Cáceres bajo el lema ‘Prevención & Inversión’. “La inversión que supone la implantación de la vacunación antineumocócica de manera universal se ve claramente superada por los gastos sanitarios generados por la enfermedad neumocócica si no existiera un programa de vacunación”, puntualiza el Dr. Rumbao.
De hecho, con datos estadísticos en la mano referidos a nuestro país, «la enfermedad neumocócica es la primera causa de muerte prevenible mediante vacunación en niños menores de cinco años», señala nuestro experto en salud y titular de este web, Dr. José Luis Neyro.
A lo largo de su ponencia, titulada ‘Experiencia con la vacuna conjugada trecevalente en la infancia’, el especialista del Hospital Universitario Reina Sofía, el Dr. Rumbao, ha detallado las principales complicaciones que pueden derivarse de la infección por neumococo en la población infantil: “La enfermedad neumocócica puede manifestarse localmente, como otitis o neumonía no complicadas, o bien como forma invasora, mucho más grave, como neumonías con derrame pleural, meningitis o sepsis”.
La enfermedad neumocócica, ha recordado el Dr. Rumbao, es la primera causa de muerte prevenible mediante vacunación en niños menores de cinco años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este contexto, “la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente ha demostrado ser una vacuna efectiva y segura puesto que, en los países en los que se ha incluido, como vacunación sistemática en los calendarios de vacunación ha conseguido una reducción significativa de la enfermedad neumocócica invasiva, no solo en el número de casos, sino también en la gravedad de los mismos”, ha puntualizado.
La vacuna antineumocócica conjugada trecevalente ofrece una buena respuesta inmune e induce memoria inmunológica, además de ser la vacuna conjugada antineumocócica con una mayor cobertura de serotipos (1, 3, 4, 5, 6A, 6B, 7F, 9V, 14, 18C, 19A, 19F y 23F) que en la actualidad son los responsables de la mayor parte de los casos de enfermedad neumocócica invasiva.
A lo largo de la mesa, los especialistas también han puesto de manifiesto los beneficios de la vacuna antineumocócica conjugada para todos los grupos de edad. La enfermedad neumocócica es una de las enfermedades prevenibles mediante vacunación que presenta una mayor tasa de mortalidad y de incidencia en los ingresos hospitalarios en todos los grupos de edad.
Por otro lado, y por las razones apuntadas, los especialistas reconocen que esta vacuna “debe recomendarse, además de a los mayores de 50 años, a todos los adultos con patologías crónicas que predispongan a una evolución más tórpida de enfermedad neumocócica invasiva”, comenta el Dr. Rumbao. Entre estas patologías destacan las que conllevan un estado de déficit inmunitario o alteración de las defensas locales del órgano, los pacientes infectados por VIH, las personas en espera de trasplante y trasplantados de órgano sólido y/o progenitores hematopoyéticos, aquellos que se encuentran bajo tratamiento quimioterápico o con enfermedades crónicas (renales, diabetes, respiratorias o cardiovasculares), alcoholismo o tabaquismo.