Otra buena noticia en este verano de incertidumbres y preocupaciones, lejos de lo que eran (hasta hace dos años) los veranos de la mayoría de nosotros…; en fin. Efectivamente es una buena noticia y tendremos que contarla con detalles porque todavía no hace mucho se dudaba incluso acerca del posible efecto negativo que las drogas inductoras de fertilidad podrían tener sobre la normalidad de los nioños nacidos gracias a ellas, como ya contamos en https://www.neyro.com/2021/03/08/seran-igual-de-normales-los-ninos-de-la-reproduccion-asistida-una-duda-que-se-mantiene-viva-hace-mas-de-40-anos/
Cuando distintas partes de la población piensan tan diferente sobre un mismo tema, suele significar que el nivel de información que mantienen sobre el asunto es muy distinto o que sus intereses están sino enfrentados, o al menos son muy dispares. Hablamos del screening del cáncer de mama; de un lado, las mujeres, como grupo social, lo integran en su inconsciente colectivo como un verdadero logro social y de la otra, los epidemiólogos cada vez ponen más en duda su valor realmente preventivo. De hecho, se ha demostrado en algún estudio científico que no parece ser capaz de reducir drásticamente el número de mujeres muertas por cáncer de mama (que sería finalmente su objetivo último), más allá de que haya demostrado (nadie lo discute) diagnosticar muchos cánceres de mama.
Revisando lo publicado hasta ahora en este blog dedicado a salud de la mujer en todos sus aspectos y siendo el tema del día uno de los que más complicaciones ocasionan durante el embarazo de mujeres muchas veces sanas por lo demás, resulta como mínimo curioso y notable que le hayamos dedicado tan poco espacio a lo largo de estas más de dos décadas de existencia. Apenas recientemente (en febrero de 2021) nos preguntábamos si realmente el empleo de la vieja Aspirina resulta al fiinal fundamnental en el manejo clínico de los tratsornos hipertensivos de la gestación (y puede seguirse en el enlace siguiente https://www.neyro.com/2021/02/04/sirve-realmente-la-aspirina-para-evitar-los-trastornos-hipertensivos-de-la-gestacion/)
La especialidad médica es conocida por todo el mundo, cuando uno afirma ser «ginecólogo». Sin embargo, el nombre oficial es Obstetricia y Ginecología, que podrían parece pero no son exactamente la misma cosa. Efectivamente, la primera parte, la Obstetricia hace referencia al cuidado y tratamiento de las enfermedades derivadas del embarazo, parto y puerperio. El término «obstetricia» viene etimológicamente del verbo latino «obstare» que significa «estar delante» o «restar a la espera» que dicen otros. Hace alusión a la actitud que hay que mantener frente a un parto, que es la de observar y ayudar, sin «hacer» nada por el simple hecho de «tener que hacer». Ello nos llevaría a determinadas reflexiones en un mundo que camina con paso firme hacia la abolición del parto vaginal (ver en https://www.neyro.com/2021/07/26/parir-por-cesarea-el-primer-hijo-tiene-consecuencias-en-la-duracion-del-siguiente-embarazo/)
Efectivamente, el diagnóstico prenatal de malformaciones fetales ha supuesto una verdadera revolución en el control prenatal de la gestación en los pasados 40 años (y de ello nos ocupamos ya hace un tiempo en https://www.neyro.com/2020/12/07/uno-de-los-mejores-avances-en-el-cuidado-del-embarazo-es-el-diagnostico-prenatal/); cualquier madre que haya sentido un hijo en sus entrañas conoce perfectamente la carga de ansiedad que puede conllevar la incertidumbre de saber cómo será mi hijo, tendrá algún problema de desarrollo, nacerá «con todo en su lugar» (suelen preguntarse….), en fin.