El título, lo reconozco desde el inicio, puede resultar espectacular, pero así son los resultados que le hubiera gustado comprobar al difunto (lamentablemente) Dr. Clarkson recientemente perdido para la ciencia y para la vida, que había vaticinado los mimos hechos desde su ámbito de la experimentación animal al final del siglo pasado.
Efectivamente, ahora, una investigación de la Keck School of Medicine de la University of Southern California (USC), en Estados Unidos, sugiere que la terapia hormonal, cuando se toma dentro de los seis primeros años desde ocurrida la menopausia, puede retrasar la progresión de la aterosclerosis subclínica, la acumulación de placa en las arterias…., que es la base fisiopatológica para que tiempo después aparezcan los eventos vasculares (accidentes cerebro vasculares, infartos de miocardio….entre otros).
Siendo los resultados espactaculres como son, el estudio se ha publicado nada menos que en «New England Journal of Medicine» el pasado 31.03.16 (se puede obtener el original en el enlace http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1505241). Según los autores, se trata del primer estudio prospectivo que examina directamente la hipótesis de que los efectos cardiovasculares de la terapia hormonal tras la menopausia varían según el momento del inicio de la terapia hormonal.
Para recopilar los datos, los científicos llevaron a cabo el ensayo de intervención temprana en comparación con estradiol tardío (
Early Versus
Late
Intervention
Trial With
Estradiol, o ELITE, por sus siglas en inglés), un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Investigación (NIH, por sus siglas en inglés) del gobierno federal USA que comenzó en julio de 2004 y se ha extendido hasta 2012-13. Pueden obtenerse detalles del citado ensayo clínico en
https://clinicaltrials.gov/show/NCT00114517.
Se clasificó a 643 mujeres posmenopáusicas sin antecedentes de enfermedad cardiovascular o diabetes en dos grupos: posmenopausia temprana (mujeres que estaban dentro de los seis años desde ocurrida la menopausia) y tardía (posmenopausia mujeres con diez años o más desde su menopausia). Este ensayo va mucho más allá de la sencilla (pero importante) acción de la dieta en la prevención cardiovascular, de la que ya nos habíamos ocupado en http://www.neyro.com/2014/01/19/somos-lo-que-comemos-y-mas-en-el-riesgo-cardiovascular/.
Para el ensayo ELITE ahora comentado se asignó al azar a las mujeres reclutadas en cada grupo a recibir estradiol oral (con gel vaginal de progesterona) o un placebo (que incluía un gel vaginal con placebo). Cada seis meses, se evaluó la aterosclerosis subclínica midiendo el grosor íntima-media de la arteria carótida (carotid-artery intima–media thickness o CIMT, por sus siglas en inglés). No se medían número de sofocos o su intensidad, que no hubiera estado mal, sino datos tan objetivos como grosores de las paredes arteriales carotídeas de manera constante y a lo largo del tiempo…..
Después de una media de cinco años de terapia hormonal, las mujeres en el grupo de la menopausia temprana que estaban tomando estradiol, con o sin progesterona, mostraron tasas significativamente más lentas de progresión de CIMT, lo que significa que desarrollaron una acumulación de placa dentro de las arterias a una velocidad más lenta, en comparación con las de placebo. Sin embargo, el grupo de posmenopáusicas en etapa avanzada mostró esencialmente las mismas tasas de progresión de CIMT entre las que recibieron estradiol y las que tomaron el placebo.
Claro…., lo que decíamos de siempre en Europa (comenta con entusiasmo mal contenido el experto José Luis Neyro): los estrógenos administrados tempranamente no solo no son perjudiciales sino que son beneficiosos pues defienden (incluso) de la patología vascular a las usuarias….. Sin embargo, si dejamos tras la menopausia que se desarrolle la arteriosclerosis durante diez o más años, y luego empezamos con estrógenos…., entonces no solo no son beneficiosos sino que incluso pueden perjudicar a la mujer.
No solo los hallazgos con congruentes con los datos de la experimentación animal con macaca mulata llevados adelante en la década de los 90 del siglo anterior por Clarckson, como decíamos, sino que coinciden punto por punto con el re-análisis que Francine Grodstein había hecho después de esos resultados, del estudio de cohortes realizado entre las nurses americanas con idénticos resultados: los estrógenos son «good when early, bad when late» (ver en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=J+Womens+Health+(Larchmt).+2006+Jan-Feb%3B15(1)%3A35-44.)
«Los resultados de este trabajo, en el contexto de décadas de estudios sobre la terapia hormonal y la degeneración vascular, proporciona una fuerte evidencia de que los beneficios cardiovasculares de la terapia hormonal dependen del momento de inicio», afirma Howard N. Hodis, director de la Unidad de Investigación de la Aterosclerosis y profesor Medicina y Medicina Preventiva en la Keck School of Medicine e investigador principal del estudio.
«ELITE ofrece prueba de concepto y la primera evidencia directa de la investigación humana sobre que el tiempo de la terapia hormonal es imprescindible para el éxito en la prevención de la progresión de la aterosclerosis, la vía primaria subyacente que conduce a la enfermedad cardiaca y al accidente cerebrovascular –agrega Hodis–. El concepto de tiempo de inicio de una intervención es probablemente aplicable a la mayoría de los métodos de prevención de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres».
Reanalizar el WHI, destaca finalmente el Dr. Neyro, que es el comienzo de toda la tristemente famosa polémica, nos hubiera aclarado las cosas sin tanto dolor y sufrimiento por el abandono casi generalizado de las terapias hormonales por parte de muchas usuarias y (lo que es aún peor) de muchos ginecólogos; los datos estaban claros como muestra el gráfico final a continuación.