Desde hace al menos 40 o 50 años la edad cronológica de los 40 años tiene en el universo «ser madre» serias connotaciones de mayores riesgos, de más complicaciones y de peores resultados perinatales en general. El tema era intuido por nuestro mayores que acuñaron incluso un (despectivo) término de «primíparas añosas» para señalar (Santo Dios¡¡¡) a las mujeres de esa condición que se acercaban a parir a los centros hospitalarios de muchos lugares del mundo.
No con mucha frecuencia, pero sí a intervalos cada vez más cortos periódicamente, unas veces por unos motivos, otras por los contrarios, regresa a nuestro país (se fue alguna vez?) la que podríamos titular como la falsa polémica sobre el anonimato de los donantes de gametos en los tratamientos de reproducción asistida. ¿Mantener o no el anonimato de los donantes de óvulos y espermatozoides para tratamientos de reproducción asistida? He ahí la cuestión a debatir, si es que hay que debatirla…., se pregunta uno de los expertos pioneros de las técnicas de reproducción asistida (TRA) en España, el ginecólogo José Luis Neyro. España mantiene ese anonimato en la actualidad, si bien, hay una corriente que recorre Europa que está legislando en sentido contrario.
Algunas tendencias, lo reconozco, no pueden evitarse; una de ellas es (tratar de) desenmascarar a los mentirosos, a los mediocres y sobre todo a los que tratan fraudulentamente de engañar a los incautos y a los confiados con bulos o leyendas que a veces, como decía el otro…, «pueden perjudicar seriamente la salud». Me defino de entrada como perteneciente a esos grupos de desenmascaradores; de hecho, últimamente se ha constituido en España una plataforma multi-disciplinar que pretende precisamente enfatizar en lo importante que es demonstrar todos los bulos en la salud.
Los avances en endocrinologia, cultivo celular, criobiologia, micromanipulación celular y genética molecular han marcado la evolución de la fertilidad humana y sobre todo de la fecundación asistida en los últimos 40 años, desde que lograra en 1978, el primer nacimiento fruto de la fecundación in vitro por el equipo británico encabezado por los doctores Robert Edwards (embriólogo) y Patrick Steptoe (ginecólogo endoscopista), que mereció el Nobel de Medicina en 2010 y que celebramos en nuestro blog con una noticia en aquellos momentos (léase en https://www.neyro.com/2010/10/05/nobel-de-medicina-2010-para-el-padre-de-la-fecundacion-in-vitro/).