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La edad sexual de ‘Lolita’, a debate

NEKANE LAUZIRIKA – DEIA – Domingo, 4 de Noviembre de 2012

AUNQUE el debate emerja ahora, como casi siempre a rebufo de actos violentos impactantes e incluso mortales, hace ya tiempo que algunas voces venían solicitando elevar la edad mínima legal de los adolescentes, que en el Estado español es de 13 años, para que puedan mantener relaciones sexuales consentidas con un adulto. La misma regulación permite también el matrimonio a los 14 años con permiso judicial. Estas dos edades son de las franjas más tempranas de toda la legislación mundial.

El caso de Almudena, la niña de 13 años recientemente asesinada en El Salobral (Albacete), que mantenía una relación sentimental con su asesino confeso, Juan Carlos Alfaro de 39 años, ha despertado de nuevo la discusión.

Las crónicas nos cuentan que mantenían una relación íntima y que él la mató cuando ella le abandonó. La madre de Almudena llora de profunda pena por su hija y de impotencia por la infinidad de ocasiones en las que intentó sin conseguirlo, alejar a su pequeña de Juan Carlos por la vía legal. Lo hizo mediante denuncias ante la Guardia Civil. Sin embargo, nadie hizo nada. Almudena tenía 13 años y la relación era consentida. Todo legal.

Varias ONG de protección a la infancia, como Unicef y Save The Children, y expertos en psicología jurídica, como Javier Urra, vienen solicitando al Gobierno que reabra el debate de la edad de consentimiento para evitar los abusos sexuales a menores. Su recomendación es que la edad se suba hasta los 15/16 años, equiparándola a los demás países de nuestro entorno.

EN ESTUDIO La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, anunciaba hace unos días la posibilidad de estudiar la adopción de medidas para mejorar la protección de los menores de edad en el ámbito de las relaciones sexuales y el matrimonio. Estas medidas podrían incorporarse en el próximo Plan para la Infancia y la Adolescencia (PENIA 2012-2015), cuyo contenido definitivo está previsto se apruebe antes de fin de año.

A pesar de ello, el Gobierno de Rajoy niega rotundamente que el crimen de Albacete sea el motivo por el cual se ha puesto en estudio la posibilidad de subir este límite legal de 13 a 16 años para situarlo así en la media europea.

Aunque la trágica muerte de Almudena haya reavivado la discusión, no todos los especialistas se ponen de acuerdo sobre la reforma del Código Penal para que recoja la elevación de la edad. En lo que sí coinciden de forma unánime es en la necesidad de destinar más inversiones a prevención y formación. Y también en solicitar una actitud más receptiva hacia los adolescentes.

Javier Urra, doctor en Psicología y Enfermería, fue en 1996 el primer defensor del Menor del Estado español. Si por él fuera se aprobaría la medida de inmediato. Su mediación logró que la edad de consentimiento se subiera de 12 a 13 años. «Algo del todo insuficiente; sí, fue un paso, pero muy escaso», explica a DEIA.

Este especialista en psicología jurídica recuerda que tras entrevistarse con los grupos políticos y exponerles las razones para elevar la edad, todos estuvieron muy de acuerdo con la iniciativa, pero nadie quiso mojarse en este tema. ¿Por qué? «No querían limitar la libertad a los jóvenes». «Una idea falsa, porque a los menores no se les permite conducir hasta los 16 años, ni votar hasta los 18 años y hasta para tatuarse o abortar precisan un permiso paterno-materno hasta los 16 años».

Urra, presidente de la Red Europea del Defensor del Menor y psicólogo de la Fiscalía de Madrid sigue defendiendo que hay que aumentar la edad de consentimiento como mínimo hasta los 15 años. Se basa en la Psicología evolutiva. «Hay niños que con 13 años están muy desarrollados físicamente, que se apasionan, pero que no son capaces de valorar las consecuencias de su relación con un adulto. Una niña de 13 años puede ser biológicamente madura, puede quedarse embarazada. También puede enamorarse y hasta seducir; sin embargo, no es madura, emocionalmente continúa siendo una niña», añade.

DESARROLLO EMOCIONAL Según Urra, un ser humano no se desarrolla emocional y moralmente hasta los 21 años. «Los lóbulos frontales se están formando hasta los 21 años. A esa edad es cuando una persona alcanza de verdad la madurez emocional. Otra cosa es la jurídica a la que se llega con 18».

El psicólogo recuerda como en bajito, algún diputado, le ha dicho que no quieren subir la edad porque estarían privando a los jóvenes de un derecho. «Personalmente pienso que es un error, porque nadie ha dicho que no tengan relaciones entre iguales, aunque a mí, que chavales con 13 años tengan relaciones completas me parece un poco precipitado, pero ahora no entro a valorar esto».

De lo que sí habla Urra es de que un adulto no tiene una relación de igualdad con un niño/a de 13 o 14 años. De hecho, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que acaba de hacerse pública, va en la línea de lo apuntado por el ex defensor del Menor. «Aunque la ley lo permita, acaba sancionando al adulto porque entiende que hay un abuso de poder», explica.

DEBATE SOCIAL Hay quien pide, como el ginecólogo bilbaíno Jose Luis Neyro, experto en redes sociales y divulgador médico, que se abra un debate de forma serena y eficiente y no se modifiquen las normas o se legisle en caliente. «Cambiar las leyes sobre una urgencia es un error; los casos como el de la pequeña Almudena son puntuales». A su juicio, lo verdaderamente preocupante es que el número de embarazos entre adolescentes continúe creciendo cada año, a pesar de la tonelada de información que tienen los chicos y las chicas para evitarlos.

Neyro cree que algo se está haciendo mal con los adolescentes. «Además, hay un corriente entre los chicos y chicas que no ligan sexualidad con embarazos no deseados: Creen que al tener 14-15 años no pueden ser madres». ¿Por qué sucede esto? «Los adultos hemos banalizado la sexualidad y la información que se transmite a los jóvenes es parcial, sesgada e inexacta». Para este especialista, los cambios legislativos no van parejos a los sociológicos. «Éstos requieren debates sociales en los que se impliquen tanto las autoridades sanitarias como las educativas. Se trata de informar mejor a los jóvenes sobre los aspectos positivos, pero también de los negativos que pueden tener las relaciones sexuales. El debate no debe centrarse en castigar penalmente a los que tienen relaciones con menores. Si es así se llenarán las cárceles de gente», sentencia.

En esta misma línea, Isabel Serrano, ginecóloga y activista de la plataforma «decidir nos hace libres.org», que aglutina a asociaciones de todo el Estado, considera que no se precisa una edad legal y penal porque es algo extraordinario encontrar a menores de 14 años que hayan mantenido relaciones sexuales consentidas con adultos. «Además, penalizar con leyes de cárcel no resuelve el problema; no cambiará las conductas de la gente».

Para Serrano esta iniciativa surge en plena campaña del actual Gobierno del PP para dar marcha atrás a los derechos sexuales. «Todo lo que tiene que ver con la libre decisión de las mujeres les revuelve. Les da sarpullido. La libertad sexual es donde se halla la frontera entre el comportamiento progresista y el represivo. En todo lo que tiene que ver con la sexualidad -aborto, píldora del día después…-, este Gobierno tiende más a reprimir que a comprender».

Esta experta, con una larga experiencia en atención a adolescentes, cree que una legislación nueva no ayudará a nadie. «¿A quién penalizarán, al jovencito que ha tenido relaciones con otra niña?», se pregunta. A su juicio, las medidas tendrían que ir encaminadas a aumentar la capacidad de decisión de la gente joven, a una educación que les permita tener una relación de pareja de igualdad. «Legislar sobre algo extraordinario es crear un problema donde no existía», afirma Isabel Serrano. «Además, una edad de consentimiento muy alta puede causar problemas a los propios adolescentes, por ejemplo ante casos de un chico de 18 años con una novia de 15, porque se podrían penalizar relaciones de tú a tú», zanja.

¿MORALINA? Una opinión no compartida por el ex Defensor del Menor y algunas terapeutas familiares, quienes advierten de que no se trata de escandalizarse por la diferencia de edad. «No es una cuestión de moralina. Hay que eliminar el complejo de que eso no es progresista»,

En este sentido, Urra recalca que no se trata de penalizar a los adolescentes, sino de sancionar al adulto que tiene una relación, aunque sea consentida, con una menor. «Nadie dice nada de los chavales de 14 años». Además, el psicólogo de la Fiscalía, por experiencia propia, no comparte la idea de que se traten de casos excepcionales. «Recibo multitud de llamadas, emails de padres agobiados; los casos no son anecdóticos. Este es un problema que está ahí y los padres se sienten desprotegidos. Es verdad que las niñas se ponen pesadas, porque saben lo que dice la ley; son niñas, pero no gilipollas; la legislación se lo permite», explica.

Urra no cree que sea progresista no defender a la infancia. «La edad de consentimiento sirve para proteger a los más jóvenes, 13 años es excesivamente baja, pero hay que tener en cuenta también la diferencia de edad entre la pareja y si el adulto ejerce algún poder o presión sobre el niño, al ser su profesor o un familiar próximo». «Por cierto -añade- si un adulto quiere a una niña de 13 años y está enamorado de ella y cree que ella le adora, lo que tiene que hacer es esperar hasta que sea mayor de edad. Y ver si entonces le dice también: eres adorable», dice con sorna.

Desde la Federación Estatal de Planificación Familiar, la coordinadora del Área joven, Raquel Hurtado, cree innecesario elevar el límite legal de los 13 a 16 años. «Donde hay que poner más esfuerzos es en garantizar una educación sexual de calidad para que los adolescentes tengan encuentros más responsables. Cuando tienen acceso a información de calidad se hacen más competentes en sus relaciones».

Año arriba año abajo para el consentimiento sexual, relación de poder, inmadurez emocional, mayor educación sexual… la discusión sobre estos temas está servida, la solución en el tejado común pero en manos de los legisladores

Algo estamos haciendo mal con los adolescentes

Cada año 16 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz, lo que supone el 11% de los nacimientos en el mundo, según destacó el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) con motivo del primer Día Internacional de las Niñas.
«El 95% de estos nacimientos en niñas de entre 15 y 19 años se producen en los países en vías de desarrollo. Para algunas de estas mujeres jóvenes, el embarazo y el nacimiento son planeados y deseados, para muchas otras no», indicó la UNFPA en un documento.
El gran problema es que el embarazo y el parto figuran entre las principales causas de muerte de jóvenes de esta edad y que, según los datos de la ONU, se llevan a cabo anualmente unos tres millones de abortos no seguros en adolescentes. «Cada vez, pensamos los adultos, el acceso a la información sobre contracepción es más sencillo, –señala el experto en redes Dr Neyro–, pero la evidencia demuestra que algo está fallando: o no hay tanta información o lo que falta es formación»
Muchos de estos embarazos, especialmente en los países en vías de desarrollo, son consecuencia de los matrimonios a los que muchas menores de edad se ven forzadas por distintos motivos. Unos diez millones de mujeres se casan cada año siendo menores de edad, según la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño de la Organización Mundial de la Salud (PMNCH).
La PMNCH explicó que un tercio de las mujeres en los países en vías de desarrollo y hasta el 55 % en lugares como el este de África dan a luz antes de los 20 años, y que el 90% de estos nacimientos se producen dentro del matrimonio.
«La edad joven de estas chicas, el limitado acceso a los servicios de salud, una falta de información sobre salud reproductiva, las presiones culturales, y la falta de control en la toma de decisiones conlleva embarazos de alto riesgo no sólo para la madre sino también para el bebé», afirmó la PMNCH. El problema es diferente en los países desarrollados, donde las mujeres, que cada vez inician antes sus relaciones sexuales, parecen desconocer el riesgo que ello conlleva de embarazos no deseados, según señala el Dr. José Luis Neyro.
Estos embarazos, especialmente cuando las madres son primerizas, están asociados a altas tasas de mortalidad de la madre u otras complicaciones como la hipertensión o las fístula genitales, en relación con complicaciones de sus partos.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la maternidad a edades tempranas también compromete la salud de los bebés, con un alto riesgo de muerte neonatal e infantil.
La OMS explicó que las complicaciones en la salud de los recién nacidos son más probables porque las madres no tienen los conocimientos adecuados para la alimentación o el cuidado del bebé.

«La modificación de la ley es una maniobra de distracción para embarullar el debate»

«¿Para qué abrimos un debate moral en un momento como éste?», se pregunta José Luis Neyro, con treinta años de oficio a sus espaldas. A su juicio, «es una maniobra de distracción», aunque él admite que, como ginecólogo, «no soy nadie para decidir si una mujer debe abortar o no»

PUBLICADO EN DEIA – C. LAGO – Domingo, 5 de Agosto de 2012 –

BILBAO. «Pregúntese la gente por qué hace un año, con la crisis ya iniciada, la izquierda blande un problema que estaba aparentemente resuelto y por qué, un año más tarde, con la crisis sin resolver, la derecha intenta enmendar la plana. Quizá sea por utilitarismo político», responde escéptico José Luis Neyro.

¿Qué opinión le merecen las noticias que han trascendido sobre la reforma de la Ley del Aborto?

Solo conozco los titulares de prensa y para hacer una valoración precisa y técnica se necesitan datos más finos. Realmente los que estábamos en la pomada, trabajando con las mujeres en las consultas, habíamos reclamado desde hace mucho antes una ley de plazos. Pero en aquel momento los políticos decían que no podía ser porque había que modificar la Constitución. Lo que sucede posteriormente es que el PSOE plantea una ley de plazos sin modificación constitucional. Lo que pedimos los que estamos a pie de obra es que nos dejen al margen. Como ginecólogo, no soy absolutamente nadie para decir si una mujer debe abortar o no. Debe decidirlo ella.

Pero la propuesta de Gallardón…

La propuesta embarulla otra vez el debate porque cuando no habíamos concluido el debate anterior de si era constitucional la ley de plazos, ahora se plantean su modificación. Yo creo que es una maniobra de distracción. Lo más importante en este país no es el aborto y las señoras que han tomado la decisión van a hacerlo, les diga yo blanco o negro. Garantizando que abortan en las mejores condiciones y que, por ese tema, no vaya nadie a la cárcel, no hay más debate. Lo otro es ya una cuestión de orden moral.

¿Alguien es capaz de ponerse en el papel de la mujer que debe tomar esa decisión?

Nadie es capaz de desarrollar suficiente empatía como para ponerse en el lugar de la mujer embarazada y de la decisión que va a tomar en un determinado momento de su vida. Por eso hay que dejarle libertad con todos los caminos abiertos, sin que ninguno de esos caminos, continuar el embarazo o interrumpirlo, le lleve a la cárcel ni le cause problema alguno por mala praxis, si es que lleva adelante el aborto.

Se critica duramente que se quiera eliminar la posibilidad de abortar en caso de malformación del feto mientras el Gobiernomete la tijera en la Ley de Dependencia.

Uno de los graves problemas de la sociedad es que no profundizamos en los debates. Porque cómo es posible que se apruebe una Ley de la Dependencia sin dotarla de los mecanismos adecuados. ¿Qué va pasar con los fetos con malformaciones? Pues depende de qué malformaciones estemos hablando. ¿De una malformación cardíaca que tiene corrección quirúrgica? Porque eso se arregla cada día en los hospitales. ¿Hablamos de que un niño tenga seis dedos en una mano o estamos hablando de una malformación incompatible con la vida? Malformación es un término demasiado amplio. El 4% de los nacidos tiene alguna malformación, la mayoría de ellas compatibles con una vida perfectamente normal.

El caso más paradigmático son los síndromes de Down.

Sí, pero en este momento hay Downs que son universitarios, que han formado familias, que tienen premios Goya… Depende de cómo sean aceptados y cómo se manejen, pueden ser una cosa u otra.

Deduzco que es usted más partidario de una ley de plazos que de una ley de casos como la que se puede estar preparando.

Sí, porque yo ya era partidario de una ley de plazos antes de los años 90, pero en aquella época nadie se la planteaba. Estábamos con una despenalización de presupuestos que mantenía que el aborto fuera un delito pero no se penalizaba en tres supuestos. Eso daba cumplimento al mandato constitucional y parecía contentar a todo el mundo.

El presidente de Las Corts Valencianas pide a las mujeres que vean ecografías del feto antes de abortar.

A mí me parece que no es el momento de hacer disquisiciones personales, sino de debatir en profundidad si queremos una ley de plazos o no, y si la queremos, habrá que reformar la Constitución. Pero como ginecólogo que lleva treinta años trabajando, pido que me eliminen de tomar decisiones sobre la vida de otra persona. Yo lo que quiero es una definición clara, doce semanas, pues perfecto.

¿Pisamos ahí el terreno de la objeción de conciencia sanitaria?

Los políticos nunca han regulado la objeción de conciencia, a pesar de que todas las organizaciones médicas han levantado el dedo y han dicho que este tema quedaba por resolver. El tema de la objeción de conciencia no tiene nada que ver con la ley del aborto. Si usted quiere que se interrumpan embarazos con una ley de plazos, hágalo, porqu

EL Dr. José Luis Neyro
EL Dr. José Luis Neyro

e ya hay precedentes de modificación de la Constitución cuando ha interesado.

La anticoncepción a largo plazo se muestra más efectiva

Un estudio con más de 7.500 mujeres realizado en Estados Unidos ha revelado que quienes usaron como método anticonceptivo la píldora, el parche transdérmico o el anillo vaginal tenían un riesgo de embarazo 20 veces mayor que quienes optaron por una anticoncepción reversible de acción prolongada, como el DIU, las inyecciones hormonales o los implantes cutáneos.

Además, y según las conclusiones que publica el “New England Journal of Medicine”, el riesgo de que el método utilizado fallara era mayor cuando las usuarias tenían menos de 21 años.

El estudio, que ha sido dirigido por el profesor Brooke Winner, de la Washington University School of Medicine (Estados Unidos), se prolongó durante más de tres años y a lo largo de este período se detectaron un total de 334 embarazos no deseados.

Algunos de estos embarazos se produjeron cuando las mujeres no estaban usando la anticoncepción elegida y, en su lugar, habían optado por un preservativo o por el coitus interruptus.

Pese a todo, de alrededor de 1.500 mujeres que optaron por usar una píldora anticeptiva, parche o anillo, entre el 4% y 5% quedaron embarazadas cada año mientras utilizaban alguno de esos métodos.

Una cifra mucho mayor en comparación con el 0,3% anual -alrededor de una de cada 330- de las 5.800 mujeres que optaron por un DIU o un implante cutáneo. En ellos, añade el Dr. Neyro, el grado de adherencia de la paciente al método contraceptivo es mucho mayor y los fallos de usuario mucho menos numerosos. Se entiende por adherencia terapéutica el conjunto del cumplimiento (que el paciente haga lo que el médico le ha dicho que debe hacer para seguir el tratamiento) y la persistencia (que el paciente lo haga todo el tiempo que debe hacerlo…)

Dependiendo de la marca, los DIU pueden prevenir el embarazo durante cinco a 10 años, mientras que los implantes cutáneos duran tres años.

Además, y pese a que apenas 176 mujeres eligieron recibir inyecciones hormonales cada tres meses, sólo dos de ellas quedaron embarazadas durante el estudio.

El estudio también ha revelado como la efectividad de los métodos varió con la edad, de modo que las mujeres menores de 21 años que usaban píldoras, parches o anillos vaginales tenían casi el doble de embarazos no deseados que las participantes mayores que utilizaban esos métodos, según han indicado los autores. Una vez más, concluye el tuitular de este web, el Dr Neyro, el factor humano es fundamental en los temas de anticoncepción y aquí la información recibida por parte del médico es absolutamente definitivo para la efectividad clínica del método.