Revisando lo publicado hasta ahora en este blog dedicado a salud de la mujer en todos sus aspectos y siendo el tema del día uno de los que más complicaciones ocasionan durante el embarazo de mujeres muchas veces sanas por lo demás, resulta como mínimo
curioso y notable que le hayamos dedicado tan poco espacio a lo largo de estas más de dos décadas de existencia. Apenas recientemente (en febrero de 2021) nos preguntábamos si
realmente el empleo de la vieja Aspirina resulta al fiinal fundamnental en el manejo clínico de los tratsornos hipertensivos de la gestación (y puede seguirse en el enlace siguiente
https://www.neyro.com/2021/02/04/sirve-realmente-la-aspirina-para-evitar-los-trastornos-hipertensivos-de-la-gestacion/)
Para orientar al lector diremos que, de forma MUY resumida, podríamos afirmar que el embarazo de la mujer es la consecuencia de la salud (o la enfermedad) de sus propios vasos sanguíneos. Claro, porque la implantación embrionaria y la posterior placentación humana están relacionados directamente con el adecuado nivel del VEFG (o factor de crecimiento vasculo-endotelial) de la propia mujer. Si ella tiene este sistema regulador de la neoformación de vasos sanguíneos en adecuado estado, los vasos nuevos serán normales y el embarazo se desarrollará adecuadamente. Si por el contrario los niveles de VEFG son bajos o inadecuados, se formarán «mal» los vasos sanguíneos nuevos y el embarazo no irá bien…
El asunto trasciende en importancia al propio embarazo e interviene incluso en el envejecimiento puesto que para muchos autores (tomada la imagen superior de uno de estos trabajos que aquí mencionamos), no es sino la degeneración de nuestros vasos sanguíneos precisamente la base de dicho deterioro etario; de acuerdo a la teoría vascular del envejecimiento, se informa que una disminución de la función vascular relacionada con la edad es un factor que impulsa el envejecimiento del organismo en general. Incluso, algunos autores consiguieron detener y revertir los signos del envejecimiento en ratones genéticamente inducidos a no generar VEFG con solo aportarles y normalizarles este factor (pero este asunto merecería otra noticia extra en nuestro blog…); en la imagen de abajo, la portada del número de Science en donde se teoriza sobre el particular).
De lo que hablábamos al comienzo (con ese titular tan llamativo que le ha hecho al lector detenerse en esta noticia) es sobre si
existe alguna relación entre los trastornos hipertensivos ocurridos durante la gestación de una mujer y el posible deterioro cognitivo que ella muestra por ejemplo tras más de 10 o 15 años de finalizado ese embarazo. El asunto tiene interés toda vez que nuestra soiciedad envejece a marchas forzadas y de manera casi universal (como ya contamos en
https://www.neyro.com/2015/01/16/envejecemos-todos-la-esperanza-de-vida-mundial-ha-aumentado-seis-anos-desde-1990/)
Comentamos así un artículo titulado «Hypertensive Disorders of Pregnancy and Cognitive Impairment: A Prospective Cohort Study» y publicado en Neurology. 2021 Feb 2; 96(5): e709-e718 (accesible en el original para el lector interesado en https://n.neurology.org/content/96/5/e709.full) y firmado por Maria C. Adank de la Erasmus University Medical Center: de Rotterdam, en Zuid-Holland, NL, como primer firmante. En la imagen, la portada del número de Neurology donde se publicó el artículo.
El propósito de este estudio que ahora comentamos fue determinar la asociación entre los trastornos hipertensivos del embarazo (EHE) y el deterioro cognitivo 15 años después del embarazo. Para ello, se valoró el rendimiento cognitivo en 115 mujeres con antecedentes de EHE y en 481 mujeres con un embarazo normotenso previo. El rendimiento cognitivo se midió en diferentes dominios cognitivos: función ejecutiva, velocidad de procesamiento (de nuevos datos), memoria verbal (para recordar una serie de palabras), función motora y capacidad visuo-espacial. Un factor de cognición global («factor g») se derivó del análisis de componentes principales.
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La función cognitiva se evaluó 15 años después del embarazo índice (mediana 14,7 años, rango del 90% [13,9-16,1]). De las mujeres con EHE, 80 (69,6%) tuvieron hipertensión gestacional (HG o hipertensión inducida por el embarazo) y 35 (30,4%) tuvieron preeclampsia (un trastorno metabólico y vascular mucho más serio). Las mujeres con EHE tenían un «factor g» más bajo que las mujeres con embarazo normotenso (media −0,22, rango del 90% [−2,06−1,29]). La EHE se asoció negativamente con la prueba de aprendizaje de 15 palabras: recuerdo inmediato (−0,25; IC 95% −0,44 a −0,06]) y recuerdo retrasado (−0,30; IC 95% −0,50 a −0,10]). Las mujeres con HG se desempeñaron significativamente peor en la prueba de aprendizaje de 15 palabras que las mujeres con un embarazo normotenso.
Estos resultados indican que los antecedentes de EHE o Enfermedad Hipertensiva del Embarazo se asocian de forma independiente con una memoria de trabajo y un aprendizaje verbal más deficientes 15 años después del embarazo. Esta asociación es particularmente frecuente en mujeres con HG. Está claro (o parece que va tomando cada vez más peso…) la consideración de que somos lo que son nuestros vasos sanguíneos y actuar en su contra (con factores que los dañen…), tiene consecuencias incluso en el deterioro cognitivo ulterior. La prueba nos la proporciona ahora esta cohorte de mujeres seguidas desde sus embarazos… Seguiremos informando…
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Eso es lo que yo llamaría…, laconismo definitivo!!!!
Muchas gracias, estimado colega!!!!
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