Cualquiera que haya trabajado a turnos entenderá perfectamente de lo que hablamos al desarrollar esta noticia. Y es que trastocar el ritmo habitual de trabajar sea por la mañana o por la tarde, pero descansando (durmiendo queremos decir…) por la noche es incomparable con cualquier otro tipo de turnos, dígase lo que se diga, cóbrese lo que se cobre.
Son muchos los trabajos en los que la turnicidad y/o la nocturnidad se ven alteradas y forman parte del propio trabajo en sí mismo; por solo citar unos pocos ejemplos señalemos los turnos de toda la enfermería (enfermeras y auxiliares, cuidadores en general…) en cualquier hospital o centro de internamiento de enfermos o asistidos, los policías de patrulla, las guardias médicas, los turnos de panadería, los proveedores de los mercados centrales, las personas que hacen turnos en empresas de seguridad, los bomberos, trabajadores y periodistas de determinados medios de comunicación…; podríamos seguir porque son mucho más que los sospechados inicialmente.
Todos ellos tienen en común la alteración de los ritmos circadianos de producción hormonal…, pero eso sería entrar en los mecanismos desencadenantes de determinadas acciones y para empezar, los epidemiólogos debieran constatar si esos turnos de trabajo tienen alguna consecuencia negativa o no. Por aludir a un ejemplo concreto, citaremos de nuevo en este blog el ejemplo de Dinamarca; seguramente porque son pocos habitantes (apenas unos 5.749.000 en el último censo de 2017), pero sobre todo porque son muy organizados. A cada danés se le signa un número de registro invariable toda su vida con el que la administración puede rastrear muchas circunstancias con las que desarrollar políticas de mejora de determinadas cuestiones sociales, por ejemplo.
Si nos acercamos al terreno de lo que comentábamos antes, era intuido (conocido incluso por algunos estudios previos) que trabajar de noche es malo en general, para casi todo… De hecho, estudios observacionales indican que existe una asociación entre el trabajo nocturno y el aborto espontáneo, en lo que se refiere al trabajo de gestantes (enfermeras y auxiliares por ejemplo).
Pues bien, en este caso, un grupo danés de investigación (del Department of Occupational and Evironmental Medicine, Bispebjerg and Frederiksberg Hospital, Copenhagen, Denmark), utilizando los datos de nóminas con la medición exacta y prospectiva del trabajo nocturno, investigó si los turnos nocturnos de trabajo durante el embarazo aumentan el riesgo de aborto espontáneo. Para ello, se identificó una cohorte de 22.744 mujeres embarazadas mediante la vinculación de la base de datos danesa de horas de trabajo (DWHD), que contiene datos de nóminas de todos los empleados de hospitales públicos, con registros nacionales sobre nacimientos e ingresos por aborto involuntario entre las semanas 4 a 22 del embarazo.
En este tipo de estudios metodológicos, señala el Dr. Neyro, la rigurosidad y meticulosidad de la metodología empleada son capitales para poder extraer conclusiones; de igual manera es trascendente la cantidad de personas analizadas. En el estudio que comentamos (que está a disposición del lector en su publicación original de apenas mayo de 2019 en https://oem.bmj.com/ content/76/5/302, ver portada abajo), se cumplían ambas circunstancias: metodología correcta, n de población analizada muy extensa.
En total, 377.896 semanas de embarazo (promedio 19,7) fueron analizadas finalmente. Las mujeres que tuvieron dos o más turnos de noche la semana anterior tuvieron un mayor riesgo de aborto espontáneo después de la semana 8 de embarazo (hazard ratio 1,32; 95% IC 1,07-1,62) en comparación con las mujeres que no trabajaban en turnos de noche. Esto es, trabajar durante dos o más noches incrementaba el riesgo relativo de abortar antes de las 8 semanas de embarazo un 32%, nada menos.
El número acumulado de turnos de noche durante las semanas 3 a 21 de embarazo aumentaron el riesgo de aborto espontáneo en un patrón dependiente de la dosis, ésto es, del número de noches trabajadas acumuladas. Este estudio corrobora los hallazgos anteriores de que el trabajo nocturno durante el embarazo puede conferir un mayor riesgo de aborto involuntario e indica un nivel de umbral observado más bajo, de tan solo dos turnos nocturnos a la semana.
Sabíamos ya que el personal facultativo de España está «quemado» nada menos que con casi un 40% de sus profesionales (según contamos en https://www.neyro.com/2019/ 05/20/desgaste-profesional- del-medico-espanol-o-sindrome- de-burnout/); si ahora al personal de enfermería les hacemos llegar esta noticia…, las cosas se le van a poner feas a todo el mundo, a las propias gestantes de enfermería a turnos para empezar, al personal encargado de arreglar el entuerto que todo ello debiera suponer, para seguir. O acaso nuestras (respetadas) autoridades sanitarias dejarán de tenerlo en cuenta, esto también?
Claro, claro, mi estimado Óscar, querido Dr. De la Garza…
Desde siempre y de manera universal nuestras (siempre respetadas) #autoridadesanitarias han “jugado” la baza de la vocación y del compromiso con la formación continuada, para seguir mal cuidando cuando no maltratando, a los médicos jóvenes en formación…
Las guardias son parte de esa formación…., pero con la particularidad de que en nuestra especialidad, las guardias casi nunca son “expectativa de trabajo”, sino trabajo ordinario…, pero extendido 24 horas al día, 7 días a la semana, sin fiestas ni puentes….
Y lo menciono porque nuestros estudios con más de 82.000 partos atendidos por el mismo grupo durante 25 años seguidos, lo demuestra de manera inequívoca… Las mujeres “paren” de forma aleatoria durante las 24 horas de cada uno de los 365 días de cada año…
No cabe por lo tanto hablar de guardia (como en el concepto del internista o del cirujano, que solo ven lo realmente “urgente”.) Nosotros vemos cada rato lo mismo…, trabajo COTIDIANO pero extendido 24/7, porque los partos no pueden PROGRAMARSE….
Por ello, para la mejor supervivencia del equipo, para la mejor formación del residente, para la mejor “longevidad” del profesional, deben tenerse en cuenta esos aspectos, planificar los descansos, estratificar los tiempos de consultas “normales” en relación con esas “guardias”…, para que los periodos de formación y del posterior desarrollo, permitan (no lo olvidemos) el desarrollo personal y familiar del profesional, sin que el maltrato de las administraciones nos haga desear abandonar las guardias, evitar el trabajo nocturno…
Trabajar en lo sanitario, al menos en este sentido de la nocturnidad y la turnicidad, no puede impedirnos ser felices y desarrollarnos en plenitud!!!!
Gracias por su aportación, por su seguimiento, por su estímulo para poder seguir con nuestra labor!!!!!
SEGUIREMOS INFORMANDO querido Dr de la Garza!!!!!
Es correcto . Lo terrible es la explotación laboral de los médicos residentes . En mi tiempo guardias de 24×24 . ABC hoy se ha modificado y se a incrementado el No de residentes.algunos colegas no estuvieron de acuerdo. Difiero de ellos , no pueden ser fuerza laboral , no tienen ni tiempo de estudiar , menos si están casados convivir con su familia. Un abrazo fraterno