Hablar de drogas en nuestra sociedad es referirnos mayoritariamente a población joven y, además, de malos resultados para el grupo aludido. Recientemente nos ocupábamos del tema cuando relacionábamos su consumo con fines «recreativos» (al menos inicialmente) con el incremento de la transmisión de VIH nada menos (el conocido Virus de la Inmunodeficiencia Humana, agente productor del SIDA) (puede leerse en https://www.neyro.com/2016/12/
Y si hablamos de drogas una situación particularmente sensible y vulnerable como pocas es el embarazo: consumir cualquier tipo de droga debiera estar fuera de las iniciativas de cualquier gestante, por pequeñas que sean las cantidades a ingerir… De hecho, ya tocamos este particular extremo referido al alcohol con el que esas aparentemente «pequeñas cantidades» pueden resultar extraordinariamente dañinas para el feto en desarrollo (el lector interesado puede repasar el tema en https://www.neyro.com/2015/ 05/01/consumir-alcohol- durante-la-gestacion-provoca- secuelas-irreversibles-en-los- ninos/).
Ahora tratamos de contar acerca de una de las mal llamadas «drogas blandas» lo cual no hace sino confundir a los usuarios potenciales… Todas son adictivas, todas son perjudiciales, todas provocan diferentes trastornos, no leves a veces. Y lo hacemos alrededor de un trabajo publicado en British Journal Obstetrics and Gynecology BJOG (cuyo original está en https://obgyn. onlinelibrary.wiley.com/doi/ abs/10.1111/1471-0528.15885) en el mes de julio de 2019 y que sus autores presentaron en la 38ª Reunión Anual de Embarazo SMFM, en Dallas, Texas, celebrada del 29 de enero al 3 de febrero de 2018 y titularon «Marijuana use in young mothers and adverse pregnancy outcomes: a retrospective cohort study». Reproducimos ahora la portada de la revista para mejor información.
Los autores, capitaneados por Chris Rodríguez de la University of Colorado School of Medicine, Aurora, Colorado, USA, evaluaron la asociación entre el consumo de marihuana y los resultados del embarazo en un estudio de cohortes retrospectivo. Incluyeron mujeres jóvenes (de entre 13 y 22 años) con embarazos únicos, con parto entre septiembre de 2011 a mayo de 2017. La exposición a la marihuana se determinó mediante pruebas universales de toxicología urinaria o auto-declarada por cada gestante. El criterio principal de valoración fue el resultado compuesto por parto prematuro espontáneo, trastornos hipertensivos del embarazo, muerte fetal o tamaño pequeño para la edad gestacional.
Como muestra la tabla a continuación, no era infrecuente que las mujeres expuestas a marihuana además fumaran o ingirieran otras drogas: el 21% fumaban, otro 11% consumía otras sustancias ilícitas y un 1.4% además, consumía cocaína y otro 1.4% alucinógenos…, todo durante la gestación, no lo olvidemos..
Pues bien, de 1.206 mujeres jóvenes embarazadas, el 17,5% (n = 211) consumió marihuana durante su gestación. De estas, el 8,5% (n = 18) se identificó mediante auto-declaración, el 63% (n = 133) solo por toxicología urinaria y 28,4% (n = 60) por ambas vías. Los resultados de las pruebas de toxicología en orina estuvieron disponibles para 1.092 (90,5%) nacimientos.
El resultado compuesto se produjo con mayor frecuencia en los embarazos expuestos a la marihuana (46 vs 34%; odds ratio ajustada 1,50; IC 95% 1,09-2,05). Cuando la exposición a la marihuana fue solo auto-declarada, la asociación con el resultado adverso del embarazo no se mantuvo significativa (ORa 1,01; IC 95% 0,62–1,64). Las complicaciones más importantes están destacadas en la tabla a continuación, obtenida del propio artículo comentado. Nótese que entre las expuestas a la marihuana durante la gestación hay significativamente muchos más trastornos como por ejemplo el nacimiento de niños pequeños para la edad gestacional así como más desprendimientos prematuros de placenta. El peso de las criaturas fue también sensiblemente menor así como la circunferencia de sus cabezas.
Los autores concluyen en su trabajo que estos resultados indican que la exposición a la marihuana se asocia con resultados adversos del embarazo. La heterogeneidad de los hallazgos en los estudios previos al respecto puede deberse a una verificación incompleta de la exposición.
Pocos comentarios, señala nuestro experto, el Dr. José Luis Neyro, deberemos añadir a las evidencias científicas destacadas. ¿Cabría la posibilidad de exigir una conducta «intachable» respecto a las drogas (o al alcohol….) durante la gestación, toda vez que las consecuencias malsanas de esas conductas recaerán indirectamente sobre la sociedad que asumirá los costes derivados de la asistencia a esas criaturas?. ¿Podría la sociedad erigirse en defensora de la vida de los bebés exigiendo a sus madres gestantes la mejor nutrición posible y la evitación de ingesta de productos repetidamente demostrados como malsanos?
Una vez más, la polémica está abierta a mejor debate…. Es su turno…