El embarazo de la hembra humana (como decía uno de mis maestros en la facultad de medicina…., ay qué tiempos¡¡¡¡) dura aproximadamente unos 280 o 282 días…; ello se corresponde con 40 semanas, contabilizadas desde el inicio de la última menstruación. Habitualmente cuando le preguntamos a una gestante «cuándo cumple» ella indefectiblemente dirá que 9 meses tras la fecha de su última regla y al poco añadirá…: «….por mis cuentas el 22 de mayo (por ejemplo…), pero según las cuentas de mi ginecólogo el 29». ¿De dónde viene esa disparidad? podría preguntarse el lector interesado…..
En realidad, al menos en general, muchas mujeres cometen un pequeño error al llevar las cuentas de la duración de su gestación, pues equiparan el mes lunar, el menstruo de 28 días…., con el mes de calendario que en general no tiene 28 días (apenas febrero y no todos….), sino 30 o incluso 31 días. Ello condiciona esa (pequeña, pero sutil) diferencia entre las cuentas de sus «faltas menstruales» y la duración real del embarazo que ya adelantábamos era de 280 días, cuarenta semanas (de acuerdo a las «cuentas del ginecólogo»).
De todas maneras, entre los ginecólogos de todo el mundo, nos hemos puesto de acuerdo en las definiciones de normalidad en cuanto a duración y así hablamos técnicamente de:
- embarazo a término, cuando el parto sucede entre las 37 y las 42 semanas.
- parto pretérmino cuando acontece antes de las 37 semanas cumplidas (siempre contando desde el inicio de la última regla…)
- parto post-término, cuando sucede tras las 42 semanas.
Desde siempre sabemos que los pre-término son poco deseables y ya nos ocupamos en su día de algunas de sus características y de cómo evitarlos incluso (ver en https://www.neyro.com/2014/05/20/un-nuevo-analisis-de-sangre-podria-prever-los-nacimientos-prematuros/), pero no teníamos claro y se sigue investigando si hay que esperar pacientemente hasta las 42 semanas para empezar a actuar, si el parto no se produce espontáneamente un poco antes «por si acaso las cosas se tuercen al final». Sabemos que la placenta no tiene una vida ilimitada y por ello los ginecólogos han solido actuar con inducción del parto antes del final teórico de la gestación.
Ahora, unos autores escandinavos (muy ordenados) se han planteado un estudio aleatorizado de no inferioridad para tratar de demostrar s mejor: la Inducción del parto a las 41 semanas o bien la espera paciente hasta la semana 42. El original del estudio INDEX (que así se llamó abreviadamente) puede seguirse en el enlace original de su publicación
https://www.bmj.com/content/364/bmj.l344 de apenas este febrero de 2019.
En este estudio aleatorizado se comparó la mortalidad perinatal y la morbilidad neonatal (puntuación del test de Victoria Apgar a los 5 minutos <7, pH arterial <7,05, aspiración de meconio, daño en el plexo braquial, hemorragia intracraneal y requerimiento de UCIN-unidad de cuidados intensivos neonatales) en los partos inducidos a las 41 semanas frente a la espera hasta la semana 42 entre 1.801 mujeres con embarazos únicos. Se comprobó la hipótesis nula de que la espera es inferior a la inducción, con un margen de no inferioridad del 2%.
Volviendo al trabajo que ahora nos ocupa, la mediana de la edad gestacional en el momento del parto fue 41+0 semanas para el grupo de inducción y 41+2 semanas para el grupo de espera. En el primer grupo, 157.900 (1,7%) mujeres tuvieron un resultado perinatal adverso frente a 28/901 (3,1%) en el grupo de espera vigilada (diferencia del riesgo absoluto -1,4%; 95% IC -2,9 a 0,0%; p=0,22 para la no inferioridad). Once bebés (1,6%) en el grupo de inducción y 23 (2,6%) en el grupo de espera tuvieron una puntuación de Apgar a los 5 minutos <7 (riesgo relativo 0,48; 95% IC 0,23-0,98). No ocurrieron muertes neonatales. Los resultados maternos y la tasa de partos por cesárea fueron similares.
Estos resultados no confirman la no inferioridad de la espera frente a la inducción del parto a las 41 semanas en mujeres con embarazos únicos de bajo riesgo. En cualquier caso, la probabilidad de resultados perinatales adversos fue baja en ambos grupos. Textualmente los autores del trabajo ahora comentado señalan en sus conclusiones que este estudio no pudo mostrar la no inferioridad del manejo expectante en comparación con la inducción del parto en mujeres con embarazos sin complicaciones a las 41 semanas.
En cambio, se encontró una diferencia significativa del 1,4% para el riesgo de resultados perinatales adversos a favor de la inducción, aunque las posibilidades de un buen resultado perinatal fueron altas con ambas estrategias y la incidencia de mortalidad perinatal, puntuación de Apgar <4 a los cinco minutos y UCIN admisión baja.
Probablemente, como señala el Dr. Neyro, será necesario seguir investigando cuándo es el mejor momento para nacer, pues, aunque resulte increíble bien entrado el flamante siglo XXI, todavía no conocemos cómo la naturaleza elige ese preciso momento para iniciar el parto…..; conocemos bien cómo lo hace, a través de qué mecanismos íntimos….., pero aún no sabemos porqué lo hace en este momento y no lo hizo ayer o anteayer o mañana…. Seguiremos informando….
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