La microbiota en general, la del intestino en particular, tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la salud; cambios en la diversidad, estructural o función de la microbiota intestinal se han asociado a múltiples condiciones de enfermedad. En el capítulo de «salud de la mujer» la microbiota tiene un protagonismo indudable, señala el experto José Luis Neyro (que ya tocó este asunto en su blog hace unos meses, en http://www.neyro.com/2016/10/ 03/creciente-importancia-de- la-microbioma-y-la-salud- vaginal/)
El orden que las distintas bacterias colonizan el intestino del lactante está influenciado por varios factores, incluyendo el modo del nacimiento (cesárea o parto vaginal), edad al nacimiento (prematuridad, a término, postérmino), lactancia materna y uso de antibióticos.
Hace una década la leche materna se consideraba estéril, hoy en día se considera una fuente potencial de probióticos y cuanto más se investiga, mayores ventajas se le van encontrando (ver en http://www.neyro.com/2015/08/
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) definen a los probióticos como microorganismos vivos los cuales al ser administrados en cantidades adecuadas confieren un beneficio para la salud del huésped, las especies de probióticos más comúnmente estudiadas y usadas hoy en día son los géneros Lactobacillus, Bifidobacterium y Saccharomyces [1], cada una de ellas más importante que las otras en según qué área de la salud, qué género, qué tipo de trastorno, destaca JL Neyro.
«Actualmente se sabe que la microbiota se denomina el gran órgano olvidado, porque cumple funciones como un órgano, esta microbiota está constituida por una gran cantidad de células, la microbiota intestinal tiene función de protección contra la invasión de patógenos, de nutrición, es un gran capacitador de la función inmunológica, adecuado neurodesarrollo y metabolismo», expresó el Dr. Rodrigo Vázquez Frías, gastroenterólogo nutriólogo y pediatra, y revisor de la Colaboración Cochrane, durante su presentación en la plenaria «Microbiota y leche humana, una amistad indispensable» en el marco del 35º Congreso Nacional de Pediatría de la Asociación Mexicana de Pediatría, en la Ciudad de México.[2]
Hay estudios que refieren que los lactantes amamantados al pecho suelen tener una microbiota dominada por bifidobacterias, mientras que los lactantes alimentados con fórmula tienen una microbiota más diversa, los recién nacidos prematuros o por cesárea muestran una diversidad reducida y una colonización tardía por bifidobacterias en comparación con los lactantes nacidos a término o por vía vaginal.[3,4]. Se ha relacionado la lactancia natural incluso con el riesgo cardiovascular futuro del neonato (como expresamos en este blog enhttp://www.neyro.com/2014/ 08/30/el-peso-al-nacimiento-y- la-lactancia-natural- repercuten-en-la-salud- cardiovascular-adulta/)
Los oligosacáridos son alimento de las bacterias buenas, serían por tanto los prebióticos (señala el ginecólogo José Luis Neyro), es decir a mayor cantidad de oligosacáridos se favorecen el crecimiento de bifidobacterias, si los niños toman leche materna van a ir desarrollando una microbiota adecuada que los va a llevar a un adecuado funcionamiento.
«Los oligosacáridos de la leche materna cumplen la definición de un prebiótico, es decir, un ingrediente fermentable que permite hacer cambios específicos, tanto en la composición y/o en la actividad de la microbiota gastrointestinal, confiriendo beneficios en el bienestar y salud digestiva del huésped», comentó el Dr. Vázquez Frías. Así también enfatizó que de todas las propiedades adecuadas que tiene la leche materna como reducir la obesidad y alergias, los oligosacáridos tienen gran importancia al favorecer una adecuada microbiota capacitando de forma adecuada el sistema inmunológico y las células epiteliales.
El Dr. Vázquez Frías destacó los siguientes puntos:
- Todos tenemos una microbiota que cuidar, pero en los primeros 1000 días es fundamental.
- La leche humana tiene grandes cantidades de oligosacáridos.
- Cada mujer produce un perfil diferente de oligosacáridos, el cual cambia a lo largo de la lactancia.
- Los oligosacáridos sirven como sustrato (prebióticos) para la microbiota del lactante.
- Los probióticos también tienen acciones adhesivas, antimicrobianas y moduladoras de las células epiteliales y del sistema inmunológicos.
- La lactancia materna extendida en el tiempo favorece un mejor desarrollo intelectual del neonato lactado al pecho (ver en http://www.neyro.com/2013/10/
09/la-lactancia-materna- extendida-en-el-tiempo-hace- mas-listos-a-los-ninos/)
Finalmente, la plenaria concluyó con la declaración de que «la mejor recomendación es que tenemos que luchar por la lactancia materna en todos los niños». Incluso ayuda a mantener el peso y la salud de la propia madre, como ya mencionamos en http://www.neyro.com/2016/11/ 08/lactar-al-pecho-protege- contra-la-diabetes-materna- hasta-por-15-anos-despues-de- parir/.
- Bertelsen RJ, Jensen ET, Ringel-Kulka T. Use of probiotics and prebiotics in infant feeding. Best Pract Res Clin Gastroenterol. 2016 Feb;30(1):39-48. doi: 10.1016/j.bpg.2016.01.001. PMID: 27048895. Resumen
- Vázquez Frías R. Microbiota y leche humana, una amistad indispensable. 35º Congreso Nacional de Pediatría. Presentado el 26 de julio de 2017. Ciudad de México, México.
- Wopereis H, Oozeer R, Knipping K, Belzer C, Knol J. The first thousand days – intestinal microbiology of early life: establishing a symbiosis. Pediatr Allergy Immunol.Ago2014: 25(5):428–438. doi: 10.1111/pai.12232. PMID: 24899389. Artículo
- Sanz Y, Collado MC, Dalmau J. Contribución de la microbiota intestinal y del género «Bifidobacterium» a los mecanismos de defensa del huésped frente a patógenos gastrointestinales. Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 74-78. Resumen