«El azúcar, el ron y el tabaco son las materias primas que son necesarias para la vida en ninguna parte, que se convierten en objetos de consumo casi universal, y que, por tanto, son sujetos muy propias de los impuestos.» Así escribió Adam Smith en su 1776 Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones. Entonces, ¿qué decidirán hoy los gobiernos al respecto? ¿Será la estrategia del gobierno británico de lucha en contra de la obesidad, que se publicará a finales de este mes, incluir un impuesto sobre el azúcar? El año pasado, el primer ministro, David Cameron, descartó esta circunstancia, pero….. Sería bueno pensar que la última y muy abundante evidencia anticipada de lo sucedido en México, publicado esta semana en la revista BMJ, podría llevarlo a reconsiderar.
Recuérdese que México tiene un gravísimo problema de obesidad en todos los grupos etarios, nos señala el Dr. Neyro, entre otras razones por el hábito inveterado de su población de clamar la sed con bebidas carbonatadas, frecuentemente azucaradas además…., con el gran riesgo que ello supone (y que ya fue comentado en nuestro blog en http://www.neyro.com/2015/02/ 23/ingesta-de-alimentos- azucarados-y-riesgo-de-cancer- ginecologico/)
Y es que México impuso un impuesto a las bebidas azucaradas en 2014 como parte de una estrategia amplia para combatir la obesidad. En la primera evaluación de los primeros efectos, MA Colchero y sus colegas informan de una caída mayor de lo esperado en el consumo de bebidas azucaradas después de que se introdujera el impuesto, mientras que el consumo de bebidas libres de impuestos, principalmente agua embotellada, ascendió notablemente (disponible en http://www.bmj.com/content/ 352/bmj.h6704) . Los cambios fueron aún mayores en los hogares más pobres, y aceleraron incluso con el paso del tiempo.
En su comentario sobre la investigación, Franco Sassi, jefe del programa de salud pública de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, dice que estos resultados no son sorprendentes, pero sí que son de la mayor importancia para los gobiernos de todo el mundo (disponible en el enlace http://www.bmj.com/content/ 352/bmj.h6904). Los impuestos deben, por supuesto, ser parte de una estrategia de lucha contra la obesidad en general, junto con la regulación y la educación para la salud.
Los impuestos funcionan, dice el Dr. Sassi , en gran parte porque envían una fuerte señal a los consumidores y a los fabricantes de que un gobierno se toma en serio la lucha contra los efectos nocivos de las dietas poco saludables. Sólo espero que los consejeros de David Cameron reciban este mensaje (de cara a la próxima publicación en el Reino Unido, dice José Luis Neyro, de la estrategia británica de lucha gubernamental contra la obesidad). Y es que el azúcar en sí mismo no solo no es malo, sino que puede ser saludable, en determinadas personas y con adecuados ritmos de ingesta (ver en http://www.neyro.com/2015/11/ 09/hablamos-de-azucar-y-sus- peligros-es-verdad-que-es-un- veneno-blanco/)
En el mismo ejemplar semanal del British Medical Journal se publica una llamada de atención para la comunicación más honrada de los beneficios de la detección del cáncer, que han sido puestos en entredicho muy frecuentemente en los últimos tiempos. La mayoría de los estudios reportan sólo la mortalidad específica del cáncer, permitiendo a los investigadores y responsables políticos para reclamar que el cribado «salva vidas.» Vinay Prasad como autor principal y sus colegas (puede verse en el enlace http://www.bmj.com/content/ 352/bmj.h6080 ) nos recuerdan que la mortalidad específica de la enfermedad no mostrará muertes resultantes de los propios procedimientos de selección o de pruebas y tratamientos posteriores. Para ello necesitamos todas las causas de mortalidad.
En un editorial relacionado Gerd Gigerenzer añade una nueva solicitud a los investigadores, para informar la mortalidad general por cáncer (disponible para su lectura en el enlace http://www.bmj.com/content/ 352/bmj.h6967) Para claridad, recomienda «es el momento de cambiar la comunicación sobre el cribado del cáncer desde la persuasión poco fiable hacia algo más sencillo».
Para saber si el cribado realmente salva vidas necesitaríamos ensayos mucho más grandes que cualquier otro que aún no ha sido hecho. No todos los comentaristas están convencidos de que ese merecería la pena por el costo. Pero ellos y el responsable de este web estamos de acuerdo que no reportar el cuadro completo engaña al público, y para ello no hay excusa. «Los daños de detección son ciertas, pero los beneficios en la mortalidad general no lo son,» concluía el primer autor Prasad.
Lo dijimos antes y lo reiteramos ahora: primero deberemos ponernos de acuerdo en saber si las políticas de cribado son efectivas y sobre todo eficientes o no. No podemos seguir emitiendo mensajes contradictorios que, a veces, pueden confundir a la población sobre la que precisamente recaen nuestras acciones (tal y como expusimos en http://www.neyro.com/2014/10/ 08/los-riesgos-de-la- deteccion-del-cancer-de-mama- confunden-a-las-mujeres/), porque no se entenderían las acciones.
Acaso debiéramos plantearnos si los dineros públicos debieran orientarse a profundizar en el estudio de cada cáncer, de manera personalizada, para establecer un perfil claro de las proteínas que expresa cada tumor y poder así individualizar las terapias de cada mujer, de forma mucho más precisa de como hemos venido haciendo durante los pasados cincuenta años, cuando aún no conocíamos las ventajas de la biología molecular en el estudio de las neoplasias (ver enhttp://www.neyro.com/2013/10/ 16/propuesta-para-una-nueva- clasificacion-de-los-tipos-de- cancer-atendiendo-a-como-las- mutaciones-afectan-a-los- sistemas-geneticos/ y también en este otro link, en http://www.neyro.com/2012/12/ 23/propuesta-de-redefinicion- de-la-clasificacion-de-los- tumores-mamarios-en-la- practica-clinica-diaria/), señala el Dr. Neyro en una reflexión necesaria a no mucho tardar.