No es la primera vez que abordamos el aspecto virológico de
nuestro gran y reciente enemigo el famoso ya SARS-CoV2, una estirpe de CoronaVirus causante de esta pandemia por CoVID19; de hecho, en este mismo blog le dedicamos un amplio post cuando descubrimos cómo era en realidad y lo expusimos en el ahora lejano marzo de 2020, al incio de esta patética historia de dos años ya (ver en
https://www.neyro.com/2020/03/09/un-virus-nuevo-el-coronavirus-2019-ncov/)
Pero si al principio decíamos que las leyes que regulan la vida en la naturaleza están presididas por la evolución, ahora, recientemente, en el mes de febrero del mismo 2022 se confirma la existencia de una sub-variante de la anterior Ómicro. Ahora llega la llamada BA.2 que es una sub-variante de Ómicron que al menos tiene 40 mutaciones diferentes respecto a la original. Se trata de un linaje descendiente de la variante B.1.1.529, puede ser incluso más transmisible que la variante original.[1] Pero la buena noticia es que las vacunas actuales parecen ofrecer el mismo nivel de protección contra la enfermedad sintomática.
Según el informe técnico más reciente (que data apenas del 28 de enero de este mismo 2022) redactado por la agencia sobre las nuevas variantes del SARS-CoV2, se han identificado un total de 1.072 casos confirmados genómicamente de BA.2 (solo en el Reino Unido hasta el 24 de enero de 2022), con el mayor número en Londres (34 %) y el Sudeste (26,5 %). Debido al número relativamente pequeño de casos confirmados, la agencia advierte que las conclusiones son provisionales. Pero los primeros análisis sugieren una mayor tasa de crecimiento en comparación con BA.1. También se han aislado casos en España, en México, en los Estados Unidos, en Israel, muchos más aún en Dinamarca…, en fin…
Muchos profesionales en todo el mundo están atentos a estas modificaciones de la estructura del virus; entre ellos, Jonathan Ball, profesor de virología molecular en la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, que dijo: «Aun es pronto, pero la evidencia hasta ahora sugiere que BA.2 puede ser más transmisible que su pariente cercano Ómicron. Sin embargo, las cuestiones clave son si esta sub-variante está asociada con una enfermedad más grave y si puede escapar de la inmunidad proporcionada por las vacunas». Pero no todo van a ser malas noticias; el mismo investigador continuaba explicando que «los primeros indicadores sugieren que las vacunas proporcionarán niveles de protección similares a los que hemos visto para Ómicron, lo que es una buena noticia. Si causa una enfermedad más grave o no, se hará evidente a medida que se recopilen más datos».
Por otro lado pero en parecido sentido, la Dra. Meera Chand, directora de incidentes de la CoVID19 en la UKHSA (que es la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, por sus iniciales en inglés), declaró que «hasta ahora, no hay evidencia suficiente para determinar si BA.2 causa una enfermedad más grave que la sub-variante BA.1 (Ómicron), pero los datos son limitados y la agencia continúa investigando».
Si nos paramos unos minutos a explicar qué es exactamente esta nueva sub-variante diremos que finalmente
BA.2 es un linaje descendiente de la variante original de Ómicron (B.1.1.529) del SARS-CoV2 actualmente dominante en Reino Unido y en todo el mundo (sobre manera en Dinamarca, como decíamos). Comparte muchas de las mismas mutaciones que su variante antepasada, pero con 28 mutaciones adicionales que no se habían visto antes en la variante Ómicron. Esta nueva sub-variante se detectó por primera vez en secuencias genómicas de Filipinas en noviembre de 2021. Desde entonces, se ha encontrado en al menos 40 países de todo el mundo y ya se ha convertido en la sub-variante dominante de SARS-CoV2 en Dinamarca, por ejemplo (y va camino de serlo también en Israel…).
BA.2 fue designada como una variante bajo investigación por UKHSA el 19 de enero. Como es habitual para cualquier nueva variante bajo investigación, la agencia está llevando a cabo investigaciones epidemiológicas y de laboratorio para comprender mejor las características de esta variante. Pero mientras que la variante BA.1 original fue relativamente fácil de rastrear debido a una eliminación en la proteína de la espícula (H69/V70) o la famosa proteína S, que proporcionó un objetivo conveniente para la prueba, BA.2 no contiene esta mutación. Esto significa que ya no es posible distinguir rápidamente entre Ómicron y otras variantes de SARS-CoV2 mediante pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). En cambio, la vigilancia requiere una secuenciación genómica adicional.
BA.2 tiene una mayor tasa de crecimiento en todas las regiones del Reino Unido donde hay suficientes casos para evaluarlo. Si bien los autores advierten que las tasas de crecimiento pueden sobre-estimarse en los primeros análisis de una nueva variante, agregan que «la ventaja de crecimiento aparente es sustancial». El análisis de los datos de rastreo de contactos de rutina sugiere que la transmisión también es mayor entre los contactos domésticos de los casos de BA.2 (13,4 %) que entre los de otros casos de Ómicron (10,3 %).
Lo que nos interesa de todos modos es si necesitaremos nuevas vacunas o será la combinación de las ya existentes (sean vacunas estrictamente hablando o no lo sean sensu stricto…)l como apuntamos ya en otra noticia de nuestro web (seguible en en el enlace
https://www.neyro.com/2022/01/31/tendremos-pronto-vacunas-especificas-contra-la-variante-omicron-del-sars-cov2/).Pues bien, el análisis preliminar realizado por la UKHSA sugiere que
las vacunas actuales siguen siendo eficaces contra la enfermedad sintomática después de la infección por BA.2. La eficacia de la vacuna se analizó en un diseño de control de casos con prueba negativa que combinaba todas las vacunas. Después de dos dosis de una vacuna, la eficacia para prevenir la enfermedad sintomática fue del 9 % (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 7 a 10 %) para BA.1 en comparación con el 13 % (IC 95 %: -26 a 40 %) para BA.2.
Después de una tercera vacuna o de una tercera dosis de lo que sea que nos hayamos inoculado, la eficacia aumentó al 63 % (IC 95 %: 63 a 64 %) para BA.1 y al 70 % (IC 95 %: 58 a 79 %) para BA.2, y esto es otra buena noticia. El informe de UKHSA no analizó si la infección previa de Ómicron brinda inmunidad contra la nueva sub-variante; para poder dilucidarlo con certeza, se necesitarán más datos de casos secuenciados para abordar este interrogante.
Sin embargo, Francois Balloux, director del UCL Genetic Institute, en Londres, en el Reino Unido, señala: «Solo una minoría de las aproximadamente 20 mutaciones que distinguen a BA.1 de BA.2 se encuentran dentro de regiones del genoma importantes para el reconocimiento inmunitario de anticuerpos. Como tal, se anticipa que la infección por cualquiera de las sub-variantes debería proporcionar una inmunidad sólida contra el otro, así como contra sí mismo«.
En las siguientes semanas tendremos datos que confirmen estas primeras impresiones.
La ciencia aporta conocimiento nuevo, partiendo (siempre, no lo olvidemos…) desde la incertidumbre, desde el interrogante, desde la pregunta. Hasta que no tengamos (todas) las respuestas…, seguiremos informando…
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