Entre 12.302 encuestadas, algo más que 1 de cada 3 (36%) informó cambios en el ciclo o los síntomas; 87%dijo que su ciclo comenzó temprano o tarde; 29% informó síntomas más fuertes durante la menstruación, como dolor lumbar, calambres o cambios en la secreción y 27% dijo que el sangrado era más abundante durante la menstruación. Estos resultados son similares a otros estudios que investigan el efecto del estrés episódico en la menstruación.
Quienes informaron cambios en el ciclo menstrual o en los síntomas, obtuvieron una puntuación más alta en promedio en el PSS-4, en comparación con aquellas que no informaron ningún cambio (8,5 frente a 8,3, respectivamente; p < 0,05). Los puntajes de PSS-4 en todos los ámbitos fueron notablemente más altos en todas las encuestadas, independientemente de la irregularidad del ciclo/síntoma, en comparación con la evaluación comparativa prepandémica en poblaciones similares. Poco más de la mitad (55%) pensaba que el estrés contribuía a su patrón de ciclo menstrual y/o cambios en los síntomas, mientras que 33% apuntaba a cambios en la salud mental, como depresión o ansiedad. «Curiosamente, muchas usuarias creían que la vacuna contra la COVID-19 afectaba los cambios en los síntomas del ciclo menstrual», añadió Malloy.
Otro de los epígrafes de los que más se ha hablado desde las primeras impresiones, más que desde los hechos objetivos es sobre la posible influencia de las distintas vacunas frente a SARS-CoV2 y los ritmos menstruales de las mujeres vacunadas. Si bien los efectos secundarios conocidos de la vacuna incluyen dolor en el brazo, fiebre, fatiga y mialgia, algunas mujeres han informado cambios en su ciclo menstrual, manifestó el Dr. Mark P. Trolice, profesor de obstetricia y ginecología en University of Central Florida y director de IVF Center, en Orlando, Estados Unidos.
«La reacción de la respuesta inmune a la vacunación en lugar de la vacuna podría ser el factor implicado», destacó el Dr. Trolice, que no participó en el estudio. Actualmente no existe una asociación directa entre la vacuna y los efectos posteriores sobre la menstruación, continuó. «La mayoría de las mujeres experimenta la reanudación de los intervalos normales 1 mes después de la vacunación. Además no hay evidencia creíble que vincule la vacuna con la infertilidad». No obstante lo anterior, la investigación en esta área es vital y está en curso todavía hoy…
En este blog mostramos particular interés por la fertilidad de las mujeres en una época como es esta de baja natalidad también afectada por la propia existencia de CoVID19 (ver en https://www.neyro.com/2021/09/
Los médicos no pueden hacer que CoVID19 desaparezca, pero podrían ayudar a las pacientes haciendo un mejor trabajo al integrar las pruebas de cribado de salud mental, refiriendo a las pacientes a tratamientos que optimicen los resultados del tratamiento de la concepción y la fertilidad; a estas alturas de la película resulta intolerable (e incomnprensible) la existencia de largas listas de espera para tratamientos de fertilidad (como ya mostramos en https://www.neyro.com/2016/08/
La encuesta fue limitada porque sus preguntas no consideraron los criterios de diagnóstico adecuados para la irregularidad, en comparación con los cambios autoinformados. Pero destaca la necesidad de realizar más investigación sobre el efecto de la pandemia en la menstruación y la vacuna en la menstruación. «En agosto National Institutes of Health comprometieron 1,6 millones de dólares para explorar esta asociación. Esperamos ver cuáles son sus resultados» concluyó Malloy. Mientras esos tiempos llegan y tenemos nuevos datos, seguiremos informando…