Acaso sea una pregunta difícil de responder si no conocemos el caso concreto, porque como todo en medicina, la personalización se impone de manera que los tratamientos se diseñan de forma más individualizada cada vez. Es el objetivo básico de cualquier tratamiento, de cualquier dieta, de cualquier cambio de hábitos en lo relacionado con asuntos de salud. De otra forma, ya lo sabemos, la terapia en cuestión está llamada al fracaso y más pronto que tarde…
Y con la vitamina D no podía ser de otra manera; una de ellas es el asunto de las dosis. Decían los clásicos que en el tema de los venenos todo es cuestión de dosis. Como ejemplo, en el conocido caso de la toxina botulínica con un simple miligramo se pueden matar un millón de personas pero con dosis casi infinitesimales, se pueden tratar la incontinencia de orina de urgencia rebelde a otros tratamientos o se «aplanan» las arrugas de la expresión facial…. Pues bien, en vitamina D surgen muchas preguntas que no tiene fácil respuesta:
- ¿Cuál es el nivel óptimo para tener en sangre?
- ¿Es igual este nivel en la infancia que en la post-menopausia?
- ¿Existe un nivel tóxico de vitamina D en sangre?
- ¿Es fácil «conseguir» estos niveles tóxicos o presumiblemente tóxicos de vitamina D?
La cuestión de la dosis es muy importante en todos los suplementos farmacológicos, pero en la administración de vitamina D la intoxicación es muy infrecuente, muy extraña…, lo cual da mucha tranquilidad a la hora de prescribir en consulta.
Porque no todas las personas necesitan la misma cantidad de vitamina D. De todo ello hablaron la encantadora periodista Susana Porras, presentadora y directora del magazine Objetivo Bizkaia que cada semana acoge la sección del Dr. Neyro.