Nos hemos tenido que reconvertir, en la medida que los avances científicos nos enfrentaban (mucho más bruscamente de lo que sería necesario para una correcta adaptación) a la realidad más cruda, al hecho incontrovertible de que la salud vaginal es un asunto muy serio que dificulta la vida de muchas mujeres cuando está deteriorada, que va más allá de la propia salud sexual, que trasciend las propias relaciones sexuales y que es capaz de alterar la calidad de vida, por ejemplo, de muchas mujeres supervivientes de distintos cánceres con todos los problemas añadidos a los tratamientos antineoplásicos. Vaya esto por delante con el recuerdo de una noticia que colgamos en su día (ver en https://www.neyro.com/2020/05/11/las-pacientes-en-tratamiento-anti-hormonal-por-cancer-pagan-un-gran-tributo-en-salud-vaginal/) para enlazar con el tema que queremos tratar hoy. Seguir leyendo Influencia de los estrógenos por vía vaginal en la calidad de la microbiota tras la menopausia.→
Ya comprendo que la peor cosa que se puede ser es lo que los británicos llaman un «badtimer»; se dice del sujeto que dice lo que no conviene o, por mejor decir, que habla de lo que no es adecuado… En los últimos meses, la vedette del cuidado de la salud es sin duda la vacuna (las vacunas, por mejor señalar…) contra CoVID19. Y no es porque no sea importante la prevención primaria (evitar una infección es SIEMPRE más eficaz que tratarla una vez iniciado el contagio), sino porque se ha dicho (equivocadamente en nuestro criterio), que no tenemos tratamiento contra esta (mal llamada) nueva enfermedad. De hecho, algunos ya los apuntamos hace un tiempo en una noticia presente en https://www.neyro.com/2021/01/22/nuevos-tratamientos-de-la-mano-de-la-tecnologia-se-abren-paso-poco-a-poco-para-mejorar-covid19/ .