Es evidente que nuestra sociedad ha adoptado el alcohol como la droga institucional que se asocia con nuestra cultura desde tiempos ancestrales; eso realmente es indudable y desde la antigüedad, bebidas de fermentación se han ido incorporando a diferentes culturas desde la cerveza en el antiguo Egipto, al vino en las culturas mediterráneas de los últimos 40 o 50 siglos..
Durante muchos años, las bebidas provenientes de la fermentación de diferentes productos naturales, que contenían alcohol, se han asociado con ritos religiosos, con ceremonias sociales y con celebraciones de todo tipo. Igualmente, han formado parte de la dieta durante muchos siglos de forma importante, sobremanera en aquellas áreas de nuestra historia en la que la alimentación de la subsistencia era prioritaria para una humanidad que se desarrollaba realmente muy poco como sucedió durante el medioevo.
Modernamente, durante los últimos dos siglos aproximadamente y de manera creciente en las últimas decenas de años, las bebidas alcohólicas se han venido asociando directamente a la idea de fiesta, a la celebración social incluso a la actividad sexual de determinadas personas, asociando una determinada ingesta alcohólica con un determinado rendimiento durante la práctica sexual.
La ciencia por el contrario, se ha preocupado de establecer los límites de esas circunstancias y de poner el énfasis en que el alcohol y la actividad sexual lejos de ser buenos amigos, en realidad son grandes enemigos porque la ingesta del tóxico mencionado no favorece nada la respuesta sexual de las personas como ya demostramos en https://www.neyro.com/2017/ 10/26/como-se-llevan-de- verdad-el-alcohol-y-el-sexo- realmente-son-amigos/
Pero no solo eso sino que incluso modernamente se ha demostrado que el alcohol está relacionado directamente con el incremento del riesgo de padecer determinados cánceres, circunstancia de la que nos ocupamos largo y tendido en este mismo blog era una noticia que puede seguirse en https://www.neyro.com/2017/ 03/31/apoya-la-epidemiologia- mas-cientifica-la-idea-de-que- el-alcohol-causa-el-cancer/
En el empeño del doctor Neyro de desmontar los bulos alrededor de la salud y en general de los mitos relacionados con la cultura sanitaria y la asistencia sanitaria, uno de los más extendidos es lo saludable que puede resultar beber pequeñas cantidades de alcohol, de las que últimamente se ha llegado a afirmar que protege frente al riesgo de demencia de las personas mayores.
Hace bien poco tiempo nos ocupamos en este blog de contar detenidamente que no existe un nivel seguro de ingesta alcohólica como para poder proporcionar beneficios a nuestra salud. El lector interesado puede seguir la noticia en https://www.neyro.com/2018/ 12/29/definitivamente-no- existe-un-nivel-seguro-para- beber-alcohol/
En el programa semanal de Objetivo Bizkaia de la cadena de televisión Tele7, que con tanto acierto dirige y presenta la encantadora periodista Susana Porras, hace bien pocas semanas el doctor Neyro , colaborador de dicho magazine, desarrolló en su sección el bulo aparente de que el alcohol puede favorecer la reducción del riesgo de demencia una vez llegado el inicio de la tercera edad.
No solo no es cierto si no que ya tenemos evidencia científica suficiente de que pequeñas cantidades de alcohol como un vaso de vino al día, que podría representar una botella de 3/4 de litro semanal, incrementan notablemente el riesgo de demencia con el paso de los años.