Nos lo han dicho tantas veces no solo porque es cierto desde la primera vez, sino porque algunas personas necesitamos que nos repitan los razonamientos (dado que no todos tenemos la misma capacidad de entenderlos a la primera). Algo así debe ser lo que pasa con los antivacunas. Hablamos de lo que nos repiten una y otra vez los científicos: «no, no, de ninguna manera serán los políticos los que saquen a la humanidad de este atolladero sanitario que es la pandemia por CoVID19; definitivamente, será la investigación científica y el esfuerzo de muchos (decenas de miles) de investigadores básicos y clínicos los que abran la puerta de la estancia en la que deberemos vivir en el próximo futuro; ese en el que SARS-CoV2 se incorpore de manera estable a nuestro colectivo de patógenos, pero ya sin el dramatismo de las consecuencias de sus ataques cuando nos era desconocido en el inicio del fatídico 2020″.
Así, asesorar a las personas que dudan sobre las vacunas acerca de los beneficios de la inmunización contra la CoVID19 puede ser a veces incómodo o incluso agresivo. Los expertos de Reino Unido proponen que los médicos y los funcionarios de salud pública tengan en cuenta las que los autores llaman «5 C» para aumentar la probabilidad de que la discusión sea fructífera. Nos referimos a un interesante trabajo publicado por la Real Sociedad Médica Británica (en la imagen de la portada, la entrada principal de la misma) (el original puede seguirse en el enlace de la revista que describimos en la imagen de arriba y entrando en https://journals.sagepub.com/
Aquí arriba (tomadas todas las imágenes del original del trabajo), llega la segunda «C», que es la Complacencia. El primer firmante del manuscrito Dr. Razai y sus colaboradores definieron la renuencia hacia la vacuna como un retraso en la aceptación o una negativa a ser inmunizado a pesar de la disponibilidad del vial. Algunos investigadores señalan que una percepción de bajo riesgo de contraer CoVID19 sumada a una percepción de bajo riesgo de desarrollar enfermedad grave, especialmente entre los jóvenes y las personas de nivel socioeconómico más bajo, fomenta la complacencia (ver un buen trabajo sobre el tema en este enlace https://www.
Ahora que la autorización del uso de emergencia de la vacuna se ha extendido a los grupos de menor edad (Euskadi abre la vacunación a las personas de entre 16 y 30 años desde el 07.07.2021…, al fin!!!), «abordar la complacencia mediante la comunicación repetida de los riesgos (de no vacunarse, de no protegerse…) es crucial para facilitar la toma de decisiones informada», señalaron los autores.
La tercera «C» es la inicial de la Conveniencia. Y es que si se ofrecen vacunas de manera conveniente, las personas vendrán; esa es la esencia de la tercera C. Proporcionar vacunas contra CoVID19 en un lugar de fácil acceso puede impulsar la aceptación, opinan los autores del manuscrito; a los jóvenes, por ejemplo, pónganselo fácil, pero sin necesidad de favorecer la creación de infantes mal criados e inmaduros permanentes (recuérdese cómo algunos países ponen DJ’s en los vacunódromos, promocionan cada vacuna con hasta 150 euros por joven vacunado, otros regalan cervezas o hamburguesas tras vacunarse, en algunos lugares entregan «cheques gasolina» como incentivo…, en fin…) Además, eliminar las barreras financieras también puede facilitar la vacunación.
La evidencia sugiere que ofrecer vacunas contra la influenza (gripe) en las escuelas de Estados Unidos puede aumentar las tasas de vacunación contra CoVID19, por ejemplo. Otro estudio mostró que las tasas de inmunización aumentaron en Reino Unido cuando las vacunas se ofrecieron en consultorios generales y en farmacias (como demuestra este otro estudio a disposición del lector en su enlace original de https://www.thelancet.com/
Definitivamente la cuarta «C», de Comunicación es mandatoria y trascendente. Por esta razón, los firmantes del manuscrito que comentamos proponen que las vacunas se distribuyan a farmacias, consultorios de atención primaria y profesionales de la salud de confianza para aumentar la aceptación. La cuarta C de su estrategia implica comunicación eficaz y disipar la desinformación. No es infrecuente que la prensa o las RRSS alberguen mucha desinformación y mucho dislate de «influencers» ignorantes (las más de las veces…), que enturbia una adecuada comunicación. Dicen los autores que «las cosas saldrán mal si los médicos asumen que todo lo que la gente necesita son solo más hechos y pruebas. Es muy poco probable que la comunicación unidireccional de la ciencia sin entablar un diálogo genere confianza en la seguridad, importancia o eficacia de las vacunas». «La clave es tener diálogo y escuchar las preocupaciones», y esto necesita el tiempo que muchas veces nuestras (respetadas) autoridades sanitarias no conceden a las consultas médicas en los centros de atención primaria, como consecuencia de la nefanda gestión que los organiza.
Este web, camino en medio de julio 2021 de los 13 millones de visitantes, es la prueba de que abordar cualquier información errónea sigue siendo esencial. «La desinformación se alimenta de los temores y ansiedades de la gente sobre la pandemia para promover teorías de conspiración contra la vacunación», opinan los firmantes del trabajo y dicen más: «la cantidad excesiva de información, los cambios rápidos en los datos y las guías de CoVID19, así como la falta de certeza, han provocado que la información errónea se propague más rápido que la infección, creando desconfianza y confusión generalizada». No recordaremos aquí los vaivenes sobre las mascarillas sí o no, la inexistencia del tan cacareado «comité de expertos» de composición «secreta» decían, los continuos (e injustificados muchas veces) cambios en los procederes de protección o aislamiento de las personas contagiadas o con contactos sospechosos…
Y es que informar a veces no consigue comunicar...; para contrarrestar la desinformación, un diálogo genuino y transparente apoyado por la participación de la comunidad podría ayudar a aliviar las preocupaciones y generar confianza en las vacunas, tal y como los firmantes del estudio que comentamos abordaron estas estrategias y algunas más en un artículo de BMJ publicado el 20 de mayo (ver en https://www.bmj.com/content/
Sería ideal comprobar un cierto mayor control (¿alguno?) con respecto a la difusión de información errónea a través de las redes sociales, pero en virtud de una mal entendida «libertad de expresión o de opinión» aparecen continuamente consideraciones acientíficas sobre cuestiones que la evidencia no permite siquiera poner en entredicho solo con «opiniones»… «Por otro lado, la sugerencia del artículo de que ‘el gobierno declara ilegal compartir información errónea’ es una pendiente resbaladiza», que (añadimos nosotros…) ninguna de nuestras (respetadas) autoridades sanitarias está dispuesta a abordar con firmeza solo por una (mal entendida) corrección política que todo lo contamina.
«Para que las políticas de salud pública funcionen, la población en general debe confiar en quienes las crean. La censura no genera confianza», señala la Dra. De Faria, presidente de American Psychiatric Association’s Committee on Women’s Mental Health y profesora clínica asociada de psiquiatría de la University of Florida, en Gainesville, Estados Unidos. En su lugar sugirió utilizar embajadores bien conocidos y respetados socialmente, con buena formación científica y capacidades de comunicación acreditadas, que puedan difundir información objetiva sobre la vacuna contra la CoVID19 y responder a inquietudes específicas. «Con suerte eso generaría la difusión de ʹboca a bocaʹ que se necesita para convencer a otras personas de que también se vacunen».
Efectivamente, es un buen slogan…, las vacunas causan adultos y siempre ha sido así (desde cuando se vacunaba aún sin ensayos clínicos bien diseñados y respetando a ciencia cierta la seguridad de los vacunados…). Es como una entrevista motivacional, en el sentido de que hay que identificar posibles barreras para el cumplimiento del tratamiento y abordarlas, solo que expandiéndolo a la salud pública, para que llegue a todo el mundo, porque el virus (ni este ni los que han de venir…) entiende ni de pasaportes ni de fronteras.
Proporcionar información clara que aborde inquietudes específicas, responder preguntas, entregar un mensaje claro y coherente que se difunda a través de diferentes plataformas y facilitar el proceso para obtener la vacuna «son cuestiones realmente clave en una campaña de vacunación exitosa», añadían los autores del manuscrito. De todas formas, hagamos lo que hagamos seguirá existiendo «un pequeño porcentaje de la población que no se vacunará independientemente de las estrategias que se utilicen para convencerlos, como ha sido el caso de otras vacunas en el pasado» (ver en https://www.neyro.com/2018/07/
Estimado Dr. Neyro,
Una vez más su argumentación es rotunda y bajo mi opinión inapelable. No puedo estar más de acuerdo con su planteamiento tras la lectura del texto.
No obstante, me gustaría dejar una pequeña nota que quizás, pueda enriquecer su línea argumental.
Es claro, -creo que no extraña a nadie- si decirnos que esta pandemia nos debe enseñar varias cosas.
Por un lado, se evidencia la irresponsabilidad individual o colectiva ante el cumplimento de la líneas marcadas por las autoridades en orden a la salvaguarda de la salud colectiva.
En segundo término, en mi opinión, deviene la idea de fragilidad del sistema democrático en el que vivimos. La democracia, nuestro sistema, deviene frágil y es blanco de ataques constantes. El desorden, el oportunismo político de unos y otros, la desconfianza, la información, o mejor dicho, la confusión informativa, junto con el cansino y perpetuo concurso de ideas en saraos televisivos acerca de qué harían unos y otros, junto a al ausencia de diálogo y colaboración de las administraciones implicadas en la gestión de este duro trance que nos ha tocado vivir, nada favorecen a la confianza en un sistema de gestión política -Democracia- que al menos en España, se encuentra muy verde, o si se quiere y siendo magnánimos, muy poco consolidado.
!Qué le vamos a hacer! es el precio de que España ganase la guerra de independencia frente a los franceses en 1814.
Este lastre, que aún hoy arrastramos, genera que seamos incapaces de ver , y entender que los riesgos para nuestra democracia solamente pueden conculcarse si porfiamos en comprender de una vez por todas, que no siempre es posible satisfacer la voluntad individual, o particular, que la democracia, es un sistema en el que nuestros anhelos personales deben doblegarse en favor del interés de los demás. Una opinión no es, no tiene un valor universal, pues se encuentra preñada de subjetividad -yo, soy yo, y mis circunstancias- y en muchas ocasiones, de falta de conocimiento.
Finalmente, para no alargarme en el comentario, y ampliando la idea sucintamente apuntada entorno a la necesidad de la vacunación por todos los ciudadanos, incluso aquéllos que de manera ignorante, perseveren en su negativa contumaz a la vacunación, entiendo que existen herramientas jurídicas que sí podrían ponerse en la mesa para precisamente, superar esa falta de sensibilidad democrática de los interfectos.
Me voy a referir a la limitación de derechos, no a la suspensión de derechos -que es una de las confusiones que hoy día se da- al albur de las diversas resoluciones de unos tribunales y otros. En efecto, en nuestro Derecho existe una figura que se conoce con el brocardo, o la máxima, de no hacer daño a los demás «alterum non laedere», que enuncia la quintaesencia de los límites de los derechos asumida en Occidente. Tal límite surge del interior de cada derecho mismo en su ordinaria interacción con los derechos de los demás o, en la actualidad, con otros bienes constitucionales. Si en situaciones de pandemia somos todos potenciales portadores y transmisores de enfermedad (que puede ser mortal para los demás), no son las amenazas al orden constitucional o a la seguridad del Estado, las que deben avalar en este caso que mi opinión opuesta a la vacunación no prime, sino precisamente esa obligación de no dañar a los demás, que rige nuestra vida e interacción con los demás. Es decir, que no hay que buscar tres pies al gato, sino acudir al límite natural, intrínseco y pre-existente de nuestros derechos en su frontera interior: no dañar a los demás.
La ‘interioridad’ de los límites naturales e intrínsecos de todo derecho que permite establecer restricciones o limitaciones, debe permitir también, que se pueda obligar a vacunarse incluso a aquellas personas reacias. Creo que la vacunación puede establecerse como obligatoria. La precisión de los límites implícitos e intrínsecos a todo derecho, tiene que hacerla, en principio, la Ley o un juez aplicando la ley. La actual ley orgánica que regula la alarma o la de salud pública de 1986 establece supuestos en que caben restricciones o limitaciones a derechos, y que por ende puede dar pies a exigir la vacunación obligatoria. Entiendo que los instrumentos existen, no hace falta un Ley anti-pandemia, o una ley de pandemias.
Un saludo,
Todo ayuda, evidentemente y mucho es lo que agradecemos su interesantísimo punto de vista y sus aportaciones dialécticas, provenientes sospecho, desde el mundo de lo jurídico, de lo regulatorio, pero con inequívocos tintes de la (tan necesaria y a veces olvidada) filosofía del derecho, mi estimado Sr. Jáuregui.
Efectivamente, estoy con usted en el corolario que podría suponer (sin temor alguno a ser simplista) la potencia del «respeto al otro» por encima de cualquiera otra consideración.
Podríamos ponernos de acuerdo en necesitarlo como primer mandato de lo social en toda regla, en toda definición, en toda consideración…, incluso para modular los derechos individuales, para ponerles límite, para mejorar su rendimiento (individual y social…), para facilitar la vida civil de los ciudadanos, libres pero RESPETUOSOS…
Cuán importante en tiempos de pandemia, en momentos locos, plenos de irresponsabilidad, abotargados por un hedonismo castrante en lo social, donde la sugerencia de seguridad para los demás provoca la pérdida de un ojo al sanitario responsable que solicita el empleo de mascarilla en un transporte público… Ni comentarlo puedo…
En fin…, estimado Jon (permítame la confianza de llamarle por su nombre), definitivamente es un honor que nos siga, que nos lea y que comparta sus reflexiones con nuestra comunidad…; ya ve que somos casi 13 millones los que paramos de vez en cuando en este blog.
Le rogamos insista en esa tarea, que comente con todos sus reflexiones, que las airee en las RRSS, es necesario que la sensatez y la pausada reflexión dominen sobre la inmediatez, sobre la inconsistencia argumental y sobre el (irreflexivo e irrespetuoso, alejado de su origen) mal entendido «carpe diem»…
Somos seres sociales y nuestra evolución nos ha llevado, muy desde el principio a la agrupación como modo elegido libremente de disfrutar nuestras vidas. O lo hacemos desde el respeto al otro, con el límite de su espacio, de su bienestar, de su salud incluso, o terminaremos por sustituir la convivencia por el aislamiento psicológico primero, social después…
Un (máximo) mandatario, al que nadie le negará sus usos democráticos en la vecina Francia, preconizaba hace unos días una reflexión en el mismo sentido…: poco más o menos su mensaje era «si no quieres vacunarte, respeto tu libertad, pero dados nuestros usos sociales, te quedarás en casa, sin acercarte siquiera a los lugares donde los demás estaremos, agrupados (cines, bares, restaurante…)» Y añadía para los sanitarios negacionistas…» si no te vacunas y trabajas cuidando a los otros, mejorando su salud, restaurando de sus enfermedades, no podrás seguir haciéndolo y te quedarás en tu casa…; y si no vas a trabajar, esa misma sociedad dejará de abonar tu salario…»
El respeto al otro como modelo de comportamiento «enseñado» en el corto plazo, si acaso algún otro no ha introyectado aún la importancia de (le copio…) «la ‘interioridad’ de los límites naturales e intrínsecos de todo derecho que permite establecer restricciones o limitaciones», de manera perfectamente lícita y ajustada al objetivo del «bien común», verdadero contrato social para seguir progresando y desarrollando los objetivos comunes de prosperidad desde la salud pública, con el cuidado personal deseable…
Pero claro, esto solo puede suceder en la France de la «grandeur», en la patria de todos los franceses no acomplejados…
En fin, Sr. Jáuregui, cuánto honor al recibir sus reflexiones y poder degustarlas desde este lado.
Le esperamos…
Le necesitamos…
Déjese notar más veces!!!!
Gracias!!!!
Mi profesión, pediatra, va unida inexorablemente al conocimiento de los beneficios indiscutibles de la vacunación en la salud de la población. Tras leer este artículo, sólido y muy documentado, escrito en aras de defender la vacunación como camino fundamental para vencer la batalla contra el SARS-COV2, deseaba exponer algunas ideas. Todas ellas pivotaran entorno a una principal: LA SALUD DE LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO, LA SALUD PÚBLICA, LA SALUD DE LA TRIBU. Para ello a las 5C, yo añadiría dos más: CIENCIA Y COMPROMISO HUMANO. Resumiendo todas ellas en dos: CABEZA Y CORAZÓN. ( SABER Y SENTIR)
La ciencia es la herramienta más impactante en el siglo XXI y para su correcto desarrollo es imprescindible la COMUNICACIÓN CIENTÍFICA: Comunicar para hacer crecer la confianza, comunicar para reflexionar sobre la complacencia,comunicar para descubrir la absoluta conveniencia y para generar un compromiso social de cada uno de los individuos con la lucha contra la pandemia.
En todo proceso de comunicación hay un emisor, un medio y un receptor. Tras y durante el confinamiento, mi medicina principal ha sido el intenso filtrado informativo. Considero que los referentes científicos reconocidos (emisor) deberían hacerse un lugar con más eco, coger un altavoz para acallar a los » aficionados» y enmudecer a los paracientíficos. Los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad en este caso/contaminación informativa. Hablan tanto y tantos, que aturden a los que sabemos un poco, no quiero ni pensar para los ajenos al mundo de la Medicina ( receptor)
El poder absoluto de la Ciencia es indiscutible, pero sin un guiño al corazón, al compromiso humano, al sentir, el avance es más lento y doloroso. Aquí estamos estos días contemplando cómo se avecina la quinta ola. Sin duda, querer es poder:
1) El Dr Salk, descubridor de la vacuna de la polio, la donó a todos los niños del mundo. El dijo» No hay patente de la vacuna, ¿ se puede ostentar el sol? ¿Las farmacéuticas recuerdan a Salk?
2) ¿ Por qué los antivacunas no quieren?
Hace un par de años hubo un caso de difteria en Cataluña en un menor no vacunado q acabó con su vida, cuando lo comenté con varias familias antivacunas en consulta, lo ignoraron, pero se negaron a firmar un documento oficial del Comité Asesor de Vacunas para dejar constancia escrita de su decisión.
Vistas estas dos situaciones, tal vez la protección de la SALUD PÚBLICA pase por legislar aquellos elementos que ponen en peligro la salud de los demás, de los otros que no son yo y mis intereses particulares.
LEGISLANDO los límites de velocidad, se ha conseguido reducir las muertes por accidentes de coche y hemos interiorizado que los límites de velocidad bajan la siniestralidad de las carreteras. De este modo, la falta de compromiso social de algunos no entristecerá nuestros corazones con la pérdida de nuestros seres queridos.
¿Dónde está el límite entre la libertad/libertad de expresión y la censura?Tema complicado, largo y profundo, del que no tengo respuesta contundente, pero la libertad no puede estar por encima del daño a la sociedad. La sanidad pública con sus profesionales, no es incombustible, protegerla LEGISLANDO el abuso y el despropósito de algunos » ciudadanos»( véase positivos Covid paseándose por las aceras) exige políticos valientes que miren a largo plazo con el horizonte del BIENESTAR SOCIAL REAL, no de la complacencia inútil.
Un saludo
Mi estimada Dra. Gonzalo, apreciada colega:
No sabría cómo agradecerle sus palabras de halago, su seguimiento de nuestros posts, pero sobre todo la generosidad de regalarnos sus reflexiones…
Enriquece nuestro blog y permite cumplir uno de los objetivos cual es abrir un foro de debate que, en este caso como en pocos, se enriquece con sus aportaciones y reflexiones. Muchas gracias, de veras…
Solo comentarle que es muy difícil no suscribir su contenido si no fuera porque su entusiasmo se ve apagado seguramente por la triste realidad de toda esa parte de la población que, lejos de la reflexión, actúa por impulsos y de manera casi compulsiva…, y así nos va…(usted menciona la actual quinta ola…, que crece y crece…)
El ejemplo del maestro Salk nos abre en este momento un debate bioético (y económico) muy interesante… Muchas aristas que nos llevan incluso a considerar la capacidad social de invertir en investigación básica y clínica…, siempre tan difíciles de explicar a la población general, tan alejada de las acciones políticas de nuestras autoridades…
Sigamos con la reflexión, perpetuemos en la comunicación (efectivamente, tan distinta de la sencilla información…), tratemos de ocupar el espacio que corresponde a los que mantenemos la ilusión de formarnos cada día…, porque de otra manera ese espacio lo ocupará los «todólogos» tan influyentes hoy en día…
Muchas gracias de nuevo, mi estimada pediatra!!!
Seguiremos informando…(y abiertos a sus futuras colaboraciones, tan atinadas, tan reflexivas, tan enriquecedoras…)
De acuerdo con el exhaustivo argumentario que recopila el Dr. Neyro para vencer las reticencias de las personas que no ven en las vacunas la solución a una pandemia, que corre el peligro de “eternizarse”.
Paciencia , perseverancia y fomento de la equidad entre personas y países.
Que todos dispongan de las mismas oportunidades.
Cuando los gobiernos son débiles, corruptos … sus gobernantes carecen de liderazgo y generan desconfianza en la población.
La lucha contra las enfermedades infecciosas no solamente es contra un determinado agente transmisible; lo es, también, contra la estupidez humana, por eso el camino hacia la victoria siempre ha sido muy largo.
Muchas gracias por el puntual seguimiento, mi estimado Ricardo, Prof. Franco…
Estimulantes tus comentarios y sensata, mucho…, tu apelación a la estupidez human que es mucho más peligroso incluso que el propio virus al que tratamos de cmbatir…
Ajustada igualmente la llamada a la solidaridad entre los pueblos del mundo…; pero muy difícil de conseguir si nos faltan líderes mundiales, intelectuales cuya voz se haga más presente que la de lo «todólogos» y «opinólogos» profesionales (no siempre puestos al día en las cuestiones sobre las que pontifican cada día…).
Si nos faltan poderosos líderes nacionales…, cómo vamos a tener mundiales…
Sea como fuere, efectivamente, al lado de los «antivacunas» (no nos cansaremos de afrontar el reto de comunicar con ellos…), está el inmenso reto de llegar con las vacunas a todo el mundo…
Queda MUCHO por hacer.
Gracias por la difusión, estimado Ricardo…
Que gratificante esta grandiosa información solamente pueden conseguir los maravillosos profesionales de la medicina los investigadores y nunca los políticos tomar decisiones sin contar con.la.grandiosa información.de.los .medios medicinales.vacunar al cien por cien y no obviar lo que digan los facultativos.si.los.responsables de la medicina deciden algo hacerles caso
Ese precisamente el quid de la cuestión querido Iñaki, estimado lector y seguidor…
Si las decisiones políticas estuvieran soportadas por datos científicos y por las consideraciones de los investigadores, de los médicos, de los epidemiólogos…, otro gallo nos habría cantado y probablemente tendríamos otras cifras que contar respecto de lo acontecido en esta pandemia que nos atenaza…
Muchas gracias por el seguimiento, por la lectura de mis noticias y por tomarse la molestia de comentarlas aquí…
Seguiremos informando…