Se han relacionado hasta la saciedad con la menopausia y los tiempos inmediatamente anteriores (unos dos años…) y los posteriores (hasta quince o diez y seis, como mostramos en https://www.neyro.com/2015/03/13/los-sofocos-pueden-durar-mas-alla-de-cinco-anos-para-el-70-de-las-mujeres/); hablamos de los sofocos, de las oleadas de calor, de los bochornos que llaman en Latinoamérica, de los «hot flushes» de los americanos del norte…
Pero volviendo al tema del inicio, sabemos que los síntomas vasomotores de la menopausia (es decir, sofocos y sudores nocturnos) se han asociado con factores de riesgo desfavorables y son lo que llamamos unos marcadores subrogados de enfermedad cardiovascular, pero su asociación con eventos clínicos de enfermedad cardiovascular no está clara. Ahora se ha publicado un estudio que pretende conocer en profundidad esa relación. Se ha titulado «Vasomotor menopausal symptoms and risk of cardiovascular disease: a pooled analysis of six prospective studies» y se ha publicado en Am J Obstet Gynecol 2020 Dec; 223: 898.e1-16, de junio de 2020 (con la portada de inmediatamente arriba).
Metodológicamente, en el estudio que ahora estamos comentando se armonizaron y agruparon los datos a nivel individual de 23.365 mujeres de 6 estudios prospectivos, excluyendo a aquellas que experimentaron eventos cardiovasculares antes del inicio del seguimiento. Se analizó la asociación entre la frecuencia (nunca, rara vez, a veces y a menudo), la gravedad (nunca, leve, moderada y grave) y el momento (antes o después de la menopausia; es decir, inicio temprano o tardío) de los síntomas vasomotores y la incidencia de enfermedad cardiovascular.
En el modelo ajustado, no se encontró evidencia de asociación entre la frecuencia de los sofocos y la incidencia de enfermedad cardiovascular, mientras que las mujeres que informaron de sudores nocturnos «a veces» (hazard ratio 1,22; IC 95% 1,02-1,45) o «a menudo” (HR 1,29; IC 95% 1,05-1,58) tuvieron un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (nótese cómo los intervalos de confianza no incluyen la unidad demostrando su significación estadística).
El aumento de la gravedad de los sofocos o los sudores nocturnos se asoció con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Las HR de enfermedad cardiovascular en mujeres con sofocos intensos, sudores nocturnos intensos o cualquier síntoma vasomotor intenso fueron 1,83 (IC 95% 1,22-2,73), 1,59 (IC 95% 1,07-2,37) y 2,11 (IC 95% 1,62-2,76), respectivamente.
Las mujeres que informaron de un alto grado de sofocos y sudores nocturnos tenían un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (HR 1,55; IC 95% 1,24-1,94) que aquellas con sofocos solo (HR 1,33; IC 95% 0,94-1,88) y sudores nocturnos solo (HR 1,32; IC 95% 0,84-2,07). Las mujeres con síntomas vasomotores de inicio temprano (HR 1,38; IC 95% 1,10-1,75) o de inicio tardío (HR 1,69; IC 95% 1,32-2,16) tenían un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular incidente en comparación con las mujeres que no experimentaron síntomas vasomotores.
Definitivamente hay que tenerlos en cuenta; muy por encima del viejo (y casi criminal) «son cosas de la edad, mujer, qué quieres!!!» los autores (pertenecientes a la School of Public Health, The University of Queensland, Brisbane, Queensland, Australia) concluyen que la severidad, más que la frecuencia, de los síntomas vasomotores (sofocos y sudores nocturnos) se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Los síntomas vasomotores que aparecen antes o después de la menopausia también se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
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