portaPORTALeer la prensa en estas pasadas semanas ha podido parecer que se incorporaba al mundo de la ciencia el carrusel de las carreras de fórmula1 o el sinfín de las ligas de fútbol, siempre de actualidad… Cuando seguimos en plena pandemia contabilizando en centenares de miles de muertos solo en Europa los causados por este maldito SARS-CoV2, los departamentos de marketing y de comunicación de grandes multinacionales de la industria farmacéutica se lanzaron a una desenfrenada apuesta por ver quién alzaba más la voz sobre la eficacia de sus vacunas respectivas, pero sin tener siquiera datos publicados de los ensayos aleatorizados. Ya decíamos que el tema vacunal estaba todavía verde en el cercano agosto (ver en https://www.neyro.com/2020/08/
Tratemos de aproximarnos a los datos que hasta ahora conocemos fruto de esos comunicados de prensa. Por un lado, COVE, el estudio de fase 3 de la vacuna mRNA-1273 de Moderna, se llevó a cabo en más de 30.000 adultos en Estados Unidos, 42% de los cuales se consideró en riesgo de contraer la forma grave de CoVID-19 (edad ≥ 65 años, obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas, etc.). También incluyó poblaciones generalmente subrepresentadas en los ensayos clínicos y particularmente afectadas por CoVID-19. Y así distribuidos de manera aleatoria, la mitad de los participantes recibió la vacuna y la otra mitad un placebo, en dos dosis separadas por 28 días.
Por el otro lado, algo más atrasada en sus tiempos, la vacuna AZD1222, de la University of Oxford trabajando con contrato con AstraZeneca informó, en resultados preliminares de estudios de fase 1/2, seguridad e inmunogenicidad similares en los participantes sanos de edad igual o mayor a 56 años, así como en los adultos de 18 a 55 años. Y también sugirió que la vacuna fue mejor tolerada en personas mayores, en comparación con adultos más jóvenes.
Volviendo a la vacuna de Pfizer/BioNTech estos anunciaron eficacia de 95% según el análisis preliminar. El estudio reclutó a más de 43.000 personas en diferentes regiones del mundo y el esquema de vacunación consiste también en dos dosis administradas con 3 semanas de diferencia (aproximadamente 39.000 participantes ya han recibido la segunda dosis). Este análisis preliminar incluyó 94 casos diagnosticados con CoVID-19 al menos 7 días después de la segunda dosis.
No deberíamos olvidar a Sputnik V, la vacuna rusa tan cacareada por Vladimir Putin en las pasadas semanas, que utiliza otra técnica basada en un vector viral, ha anunciado una efectividad de 92%. En general, todas estas tasas de eficacia cambiarán a medida que continúen los estudios, pero los resultados preliminares son muy alentadores porque no se esperaba tal respuesta. Sin embargo, solo el tiempo dirá si es sostenible…