Indudablemente, esa es una gran pregunta que seguramente necesitaría para ser adecuadamente contestada y con autoridad científica (no me refiero solo a mensajes políticos de «vecina de cabecera» como los que nuestras (respetadas) autoridades sanitarias nos largan en sus «homilías» que confunden con verdaderas ruedas de prensa), necesitaríamos al menos de un largo, grande, extenso, multinacional y prospectivo ensayo clínico que esas mismas autoridades sanitarias ni han iniciado, ni han financiado y ni tan siquiera han estimulado…, ocupados como están en sus luchas intestinas…