Mascarillas y distancias físicas para evitar rebrotes; la polémica que no cesa.

Semanas enteras de aturdimiento por el vaivén de opiniones y de cambios de criterio; y no por el «enteradillo» de la oficina o por la «vecina de cabecera»….Ha sido el mismísimo gobierno el que durante semanas nos ha confundido con informaciones (?) aparentemente contradictorias sobre la validez del empleo de mascarillas, sobre la consideración del carácter oriental para explicar su empleo masivo en otras latitudes… En fin…¿sirven o no sirven las mascarillas? Y de la distancia social podríamos argumentar parecido. Primero, recuérdelo amigo lector, fue un metro; luego dos y ahora parece que basta con 1.5. En fin….

Lo que es un hecho es que el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) causa CoVID19 (ver en https://www.neyro.com/2020/03/09/un-virus-nuevo-el-coronavirus-2019-ncov/  ) y se transmite de persona a persona a través del contacto cercano. Por todas esas dudas que mantenemos muchos al respecto, lo mejor es recurrir a la mejor evidencia científica.

Comentaremos así un estudio científico cuyo objetivo fue precisamente investigar los efectos de la distancia física, las mascarillas y la protección ocular en la transmisión del virus en entornos sanitarios y no sanitarios (por ejemplo, en la comunidad). Téngase en cuenta que todavía no disponemos de la protección que nos concede el «efecto rebaño» (fruto de la vacunación, que no tenemos todavía, o de la infección masiva de la población, que aún no se ha producido como demuestra el gráfico de abajo)

Este gráfico resume en un histograma de frecuencias los resultados de un estudio (diferente que el que comentamos sobre el tema de las mascarillas) en el que aceptaron participar 3.056 de los 4.125 trabajadores que fueron invitados a hacerlo (74%) en los distintos centros que aparecen en el gráfico indicados. De ellos, el 6,4% (95%IC 5,5%-7,3%) tenían anticuerpos IgG frente al SARS-CoV-2. La única variable relacionada con el contacto de riesgo asociada a la existencia de IgG fue el haber tenido contacto de riesgo en el domicilio (Odds Ratio 3.15 [2.33-4.25]). Los síntomas que se asociaron con la existencia de IgG fueron: anosmia (pérdida del olfato) (Odds Ratio 7.78 [5.22-11.53]), fiebre (Odds Ratio 2.23 [1.49-3.31]) y tos (Odds Ratio 1.44 [1.00-2.07]). El 15% de los trabajadores con IgG positiva habían sido asintomáticos.
Pero volvamos a nuestro estudio original, una vez confirmado que no tenemos inmunidad de grupo (o efecto rebaño, todavía) y que hasta que no se consiga, debemos emplear otras armas para evitar contagios. Nos estamos refiriendo al estudio denominado «Physical distancing, face masks, and eye protection to prevent person-to-person transmission of SARS-CoV-2 and COVID-19: a systematic review and meta-analysis» y que fue publicado nada menos que en The Lancet por un grupo de autores chinos capitaneados por Derek K Chu el primero de junio de 2020 (se puede tener accesio al original en https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(20)31142-9/fulltext); abajo, la primera página del estudio.
Los autores llevaron a cabo una revisión sistemática y un metaanálisis para investigar la distancia óptima para evitar la transmisión del virus de persona a persona y para evaluar el uso de mascarillas y protección ocular para prevenir la transmisión de virus. Se seleccionó la información de estudios del SARS-CoV-2 y los betacoronavirus que causan el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus iniciales en inglés Severe Acute Respiratory Syndrome) y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS, idem, de Middle East respiratory syndrome) de 21 fuentes de la OMS y específicas de CoVID19.
La búsqueda bibliográfica identificó 172 estudios observacionales en 16 países y 6 continentes (todos…), sin ensayos controlados y aleatorizados y 44 estudios comparativos relevantes en entornos sanitarios y no sanitarios (n = 25.697 pacientes). La gran heterogenicidad de las muestra analizada quizás en este punto permita validar aún más los resultados si muestran similares tendencias…. Veamos…
Sobre la distancia a la otra persona. Los resultados más interesantes mostraron que la transmisión del virus fue menor con un distanciamiento físico de 1 m o más, en comparación con una distancia de menos de 1 m (n = 10.736; odds ratio ajustada 0,18; IC 95 % 0,09-0,38; diferencia de riesgo [RD] −10,2%; IC 95 % −11,5 a −7,5; certeza moderada); la protección se incrementó a medida que se alargó la distancia (cambio en el riesgo relativo [RR] 2,02 por m; p= 0,041; certeza moderada).
Sobre el empleo de las mascarillas. El uso de mascarillas podría asociarse con una gran reducción en el riesgo de infección (n=2647; ORa 0,15; IC 95 % 0,07-0,34; RD −14,3 %; −15,9 a −10,7; baja certeza), con asociaciones más fuertes con las mascarillas N95 o similares en comparación con mascarillas quirúrgicas desechables o similares.
Sobre la protección ocular. La protección ocular también se asoció con menos infección (n=3713; ORa 0,22; IC 95 % 0,12 a 0,39; RD −10,6 %; −12,5 a −7,7; baja certeza). Los estudios no ajustados y los análisis de subgrupos y sensibilidad mostraron hallazgos similares.

Tras las vacilaciones iniciales (¿solo por ignorancia?, ¿por oportunidad política?, ¿por la maldita «corrección política» que trata de evitar «dar sustos» como si la ciudadanía fuera compuesta por adolescentes inmaduros o aún peor por personas infantiles?), parece que la mejor evidencia científica es clara, más allá de la conocida estupidez de (algunos) humanos como los de la viñeta de arriba.

Estos resultados respaldan el distanciamiento físico de 1 m o más y proporcionan estimaciones cuantitativas para los modelos y el rastreo de contactos para la toma de decisiones. La información debe guiar el uso óptimo de las mascarillas y la protección ocular en entornos públicos y sanitarios. Se necesitan ensayos aleatorizados sólidos para completar la evidencia de estas intervenciones, pero esta evaluación sistemática puede servir como una guía provisional.