Los ginecólogos hemos llegado a ser considerados como los médicos de cabecera de las mujeres; incluso, las revisiones en salud, el despistaje del cáncer en particular, acaso los chequeos se dice…, fueron inventados por la Ginecología hace ya muchos años. Esas visitas está casi institucionalizadas entre las mujeres aunque su interés decae a partir de una determinada edad (ver en https://www.neyro.com/2012/ 05/10/solo-una-de-cada-tres- mujeres-mantiene-la-visita-al- ginecologo-a-partir-de-los-65- anos/) quizás estimuladas por la posición de nuestras (respetadas) autoridades sanitarias que afirman que no forman parte de los catálogos de prestaciones de la sanidad pública….
Sea como fuere, lo que sí está fuera de toda duda es que las circunstancias que suceden durante la gestación (circunstancia normal de la vida de la mujer que los ginecólogos también «controlamos») influyen de manera definitiva en el resultados final de ese embarazo (como ejemplo sencillo puede leerse en la noticia publicada en https://www.neyro.com/2019/ 01/16/relacion-entre-el-peso- materno-y-el-del-recien- nacido-o-la-importancia-de-la- vista-pre-concepcional/)
Y es que durante el embarazo y antes cuando se despierta o actualiza el deseo de ser madre de cada mujer, en general, se nos consultan a los ginecólogos mil cuestiones diferentes sobre la dieta, el ejercicio físico, los deportes autorizados o no recomendados, sobre si se puede o no tener sexo durante la gestación…, en fin, sobre casi todo. Y una de esas cuestiones, de las que más asombro causa a veces en consulta es sobre si se puede adoptar una u otra postura durante el sueño:¿doctor, puedo dormir boca abajo?, ¿es mejor hacerlo de lado?, ¿dañaré al niño con mis posiciones?
Pues bien, eso también ha sido estudiado con metodología científica y sus resultados han sido recientemente publicados en una revista de elevado impacto que ponemos a disposición del lector en su original de Obstetrics & Gynecology: en este Octubre de 2019 (en la imagen la portada de la revista, del famoso journal verde) en https://journals.lww.com/ greenjournal/Fulltext/2019/ 10000/Prospective_Evaluation_ of_Maternal_Sleep_Position.2. aspx . El objetivo final de este estudio fue examinar la relación entre la posición materna durante el sueño pero evaluada prospectivamente y los resultados adversos posteriores del embarazo.
Se trataba de un análisis secundario de un estudio prospectivo observacional multicéntrico que incluyó mujeres nulíparas con gestaciones únicas. Las participantes acudieron a tres visitas del estudio que no formaban parte de la atención clínica, en las que completaron cuestionarios de sueño entre las semanas /7ª y 13 + 6/7 y 23ª y 29 + 6/7 de la gestación, en la primera y tercera visitas de estudio. Un subconjunto de mujeres también se sometió a pruebas de sueño en el hogar de nivel 3 utilizando el dispositivo Embletta Gold que permitía conocer si la paciente estaba afecta de ronquidos, de apnea obstructiva del sueño…, en fin…
El criterio de valoración principal fue una combinación de resultados adversos del embarazo (muerte fetal, recién nacido pequeño para la edad gestacional y trastornos hipertensivos gestacionales). Un total de 8.706 mujeres disponían de datos de al menos un cuestionario de sueño y los resultados de embarazo. El resultado primario ocurrió en 1.903 embarazos (22%).
Los ginecólogos, al menos inicialmente y sin conocer los resultados de este estudio recientemente publicado, solemos tener el recuerdo en nuestras mentes del llamado ya hace muchos años «efecto Poseiro» enunciado por el médico de tal apellido y perteneciente al equipo de investigadores del prestigioso Centro Latinoamericano de Perinatología (el famoso CLAP) de Montevideo, que fue dirigido por el insigne Dr. Caldeyro Barcia. En función de sus hallazgos biofísicos aquel doctor demostró que por el efecto de descompresión de la vena Cava inferior de la gestante cuando adoptaba la posición de decibelio lateral izdo, se aumentaba el flujo del espacio intervelloso (del que se nutre la placenta para irrigar al feto…), nada menos que hasta un 50%. Con ello mejoraría espectacularmente la nutrición placentaria del feto si conseguíamos que le llegara mayor aflujo de sangre…
Sin embargo lo anterior, en el estudio ahora comentado no hubo asociación entre la posición del sueño lateral izquierda o supina no izquierda durante la última semana de la primera visita (odds ratio ajustada 1,00; IC 95% 0,89-1,14) o la tercera visita (ORa 0,99; IC 95% 0,89– 1,11] y el resultado compuesto o cualquier resultado individual, excepto por un aparente efecto protector para la muerte fetal en la tercera visita (ORa 0,27; IC 95% 0,09-0,75). Las mujeres con posición de sueño supina medida objetivamente durante al menos el 50% del tiempo no fueron más propensas a tener un resultado adverso compuesto.
Se concluye por tanto en este trabajo (cuyo título original era Prospective Evaluation of Maternal Sleep Position Through 30 Weeks of Gestation and Adverse Pregnancy Outcomes) que dormir en la posición lateral supina o derecha a lo largo de 30 semanas de gestación no se asocia con un mayor riesgo de muerte fetal, un tamaño pequeño para la gestacional o trastornos hipertensivos del embarazo.
De momento al menos, dejemos dormir a nuestras gestantes como ellas quieran, sobre todo porque una vez dormidas el organismo humano (también durante el embarazo) modifica repetidas veces de posición aunque no seamos capaces de recordarlo por la mañana si nuestro sueño fue reparador. Trate de sugerir a su paciente que no cene copiosamente, que no lo haga inmediatamente antes de meterse en la cama y que se abstenga de picantes, alcohol (en todo momento…) y de cualquier excitante (café y similares…) para buscar ese sueño reparador.