Ahora, además, hay una creciente conciencia de que existen problemas de salud a largo plazo para los bebés nacidos de madres obesas, por ejemplo, un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad prematura. Estudios anteriores, como también hemos señalado, insiste el Dr. Neyro, indicaron una relación entre la obesidad materna y la diabetes en la descendencia, pero su alcance ha sido limitado.
La investigación, realizada por la profesora Rebecca Reynolds, de la Universidad de Edimburgo (Scotland) y sus colegas ha examinado el vínculo entre el índice de masa corporal materna (IMC) y el riesgo de que la descendencia desarrolle un diagnóstico clínico confirmado de diabetes hasta la edad adulta. El estudio vinculó los registros de nacimiento de 118.201 niños de entre 1950 a 2011 del Banco de Datos de Maternidad y Neonatología de Aberdeen (AMND), un banco de datos único con información obstétrica diversa, con datos de Scottish Care Information (SCI) Diabetes, el registro nacional de diabetes diagnosticada en aquella zona norte del Reino Unido.
El análisis ajustó los posibles factores de confusión y arrojó que el 25% de las mujeres embarazadas tenían sobrepeso y el 10% eran obesas en todos los años estudiados. Sin embargo, la proporción de madres obesas se ha multiplicado por 5 desde el periodo 1950-1959 (3%) hasta el 2000-2011 (16%). En comparación con las madres de peso normal que son el lógico referente para un estudio así, destaca el ginecólogo José Luis Neyro, el sobrepeso u obesidad durante el embarazo se asoció con un riesgo significativamente mayor de diabetes (tipo 1 o tipo 2) en el niño, con un riesgo mayor del 26% para las madres con sobrepeso y del 83% para las madres obesas. Sin embargo, cuando solo observamos la diabetes tipo 2, el aumento de los riesgos fue incluso mayor.
Se desconoce el mecanismo que explica la asociación entre el alto IMC materno y la diabetes tipo 2 de los hijos. Una teoría es que la obesidad en la madre favorece un entorno adverso en el útero, con altas concentraciones de glucosa, insulina y otros metabolitos que conducen a una «programación» de resultados metabólicos adversos para la descendencia.
Además, existen complejos cambios neuroendocrinos, metabólicos e inmunitarios/inflamatorios asociados con la obesidad en el embarazo que probablemente afecten la exposición hormonal y el suministro de nutrientes al feto. Los cambios epigenéticos en el entorno intrauterino en madres obesas también pueden causar estrés en las células beta productoras de insulina en el páncreas del feto, que luego puede conducir a un inicio más temprano de la diabetes tipo 2 y aumentar el riesgo cardio-metabólico. Se necesita más investigación para explicar definitivamente estas relaciones, apuntan los investigadores.
Mi estimada Alejandra…., aquí la única maestro de Obstetricia es usted y bien ganado lo tiene en su cátedra…, allá lejos en Argentina…
Me halaga notablemente el comentario pero solo tratamos de hacer divulgación sanitaria con el blog…
Gracias por seguirnos¡¡¡¡
Un honor verle en estos lares y un placer recibirle en este modesto blog de salud de la mujer¡¡¡¡
Hasta cuando quiera (¿se lo ha contado a sus alumnos?)
Fabuloso artículo. Claro y además esclarecedor!!. Muchas gracias Maestro.