El gran reto que tiene por delante el (ya no recién estrenado) siglo XXI es conseguir una mayo calidad de vida, habida cuenta de que en el anterior (sobre todo) ya conseguimos de largo prolongarla en todos los lugares de la Tierra (como ya explicamos en https://www.neyro.com/2015/01/ 16/envejecemos-todos-la- esperanza-de-vida-mundial-ha- aumentado-seis-anos-desde- 1990/ )
Si atendemos a los retos que ello puede suponer, el mayor sin duda es la atención y correcto seguimiento de las enfermedades crónicas, verdadero azote de una población que ya ha superado la mayoría de las enfermedades agudas y que se enfrenta al deterioro consecutivo a las crónicas. Entre ellas, cabría mencionar las relativas a la enfermedad cardio-vascular en general que, además de una base genética, también se relaciona con nuestro hábitos de vida y de nutrición (véase en el link https://www.neyro.com/ 2014/01/19/somos-lo-que- comemos-y-mas-en-el-riesgo- cardiovascular/)
No podríamos obviar la diabetes y el exceso de colesterol que podrán abocarnos a incrementar el riesgo cardio-vascular, es evidente. Pero hay una particularmente prevalente y mucho más gravosa en cuanto a la invalidez que genera que es la osteoporosis (OP); indefectiblemente ligada al envejecimiento (léase en https://www.neyro.com/2015/ 10/23/las-mujeres- posmenopausicas-tienen-un-40- de-probabilidad-de-padecer- una-fractura-osteoporotica- durante-el-resto-de-su-vida/), sin embargo muchos médicos la olvidan de sus tareas de prevención, aún siendo evidente que existen métodos para prevenir cualquier fractura de bajo impacto como complicaciones mayores del desarrollo de esta enfermedad, verdadera «amenaza silenciosa» tal y como la denominan los autores franceses, siempre tan descriptivos.
En estos mismos días, durante la celebración del que ha sido I Encuentro Nacional de Unidades FLS (o de enlace de fracturas, por sus iniciales en inglés Fracture Liasion Services), el mismo presidente de SEIOMM (Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral) afirmaba textualmente que «estoy harto de que no se considere la osteoporosis como una enfermedad». Estas palabras del Dr. Josep Blanch, gran amigo del Dr. Neyro, a su vez representante autonómico para el País Vasco de SEIOMM (ver en https://seiomm.org/ representates-de-las- comunidades-autonomas/) nos han hecho reflexionar en el web sobre muy diferentes acciones al respecto.
Efectivamente, habiendo más personas con OP que con diabetes incluso y siendo este es un lugar de divulgación científica relativo a temas de salud de la mujer y siendo la Osteoporosis en un 90% de naturaleza post-menopáusica con una íntima relación entre la edad de presentación de este evento en la vida de la mujer y la aparición de OP y el consecuente riesgo de fracturas (ver en https://www.neyro.com/2016/ 12/19/la-edad-de-la- menopausia-es-un-factor- principal-para-pronosticar-el- riesgo-de-fracturas/), tendríamos que dedicarle unas líneas.
Ahora, hilando más fino para tratar de relacionar algunas actividades de la ginecología con el riesgo de desarrollar la enfermedad, unos autores asiáticos han relacionado la práctica de la histerectomía con el riesgo de desarrollar Osteoporosis. Los autores referidos, realizaron un estudio utilizando una cohorte nacional del Servicio Nacional de Seguros de Salud coreano del que extrajeron datos de pacientes que habían sido sometidas a histerectomía (n = 9082) y las compararon con un grupo de control emparejado 1: 4 (n = 36,328). Con posterioridad, se analizó la ocurrencia de osteoporosis en ambos grupo de pacientes.
Las pacientes fueron emparejadas según edad, sexo, ingresos, región de residencia, e historial médico. Se utilizó un modelo de riesgos proporcionales de Cox.
y se analizaron los ratios de riesgo e intervalos de confianza del 95%. Los análisis de subgrupos se realizaron según la edad y el estado de ooforectomía bilateral (esto es si se extirparon o no los ovarios durante la propia intervención quirúrgica). La edad de los participantes se definió como la edad en el momento de sufrir la histerectomía (extirpación del útero, no aclara el Dr. Neyro).
Pues bien los hallazgos confirmaron que extirpar el úetro a las mujeres conlleva un incremento del riesgo de padecer OP; el índice de riesgo ajustado para la osteoporosis fue de 1.45 (95%), con un intervalo de confianza, 1.37-1.53, p <.001) en el grupo de histerectomía. Los índices de riesgo ajustados para la osteoporosis en los diferentes sub-grupos de edad de este grupo fue 1.84 (intervalo de confianza del 95%, 1.61-2.10) para las edades 40 a 44 años, 1.52 (intervalo de confianza del 95%, 1.39-1.66) para las edades 45 a 49 años; 1.44 (intervalo de confianza del 95%, 1.28-1.62) para las edades 50 a 54 años, 1.61 (intervalo de confianza del 95%, 1.33-1.96, todos p <.001) para edades 55a 59 años y 1.08 (intervalo de confianza del 95%, 0.95-1.23, p = 0.223) para mayores de 60 años. Es decir, tanto más riesgo de desarrollo de OP cuanto más joven se extirpaba el útero a las mujeres.
Asunto muy importante fue si el riesgo variaba en relación con se hubieran extirpado los ovarios o no durante la histerectomía; los índices de riesgo ajustados para la osteoporosis. según el estado de histerectomía / ooforectomía fueron 1.43 (intervalo de confianza del 95%, 1.34-1.51) en el grupo de histerectomía sin ooforectomía bilateral y 1.57 (intervalo de confianza del 95%, 1.37-1.79) en el grupo Histerectomía con realización de ooforectomía bilateral. Efectivamente, como cabía suponer, la extirpación de ambos ovarios incrementa el riesgo de padecer OP hasta un 14% más que cuando no se extirpan los ovarios. La prueba en positivo la tenemos cuando los ginecólogos (no todo iban a ser malas noticias…) demostramos que la terapia hormonal de la menopausia es capaz de evitar ese daño y de reducir el riesgo de fracturas osteoporóticas (ver en https://www.neyro.com/2016/ 09/30/se-confirma-que-la- terapia-hormonal-no-solo- mejora-la-masa-osea-sino-que- evita-fracturas-de-la- osteoporosis/)
El estudio original que ahora comentamos ha sido publicado recientemente, en el mes de junio de 2019 en la prestigiosa revista del American College of Obstetricians and Gynecologists y está disponible en https://www.ajog.org/ article/S0002-9378(19)30359-X/ fulltext. En sus conclusiones, los autores señalan con acierto que la incidencia de osteoporosis se incrementó en pacientes que se habían sometido a una histerectomía en comparación con las pacientes apareadas del estudio, independientemente del estado de ooforectomía bilateral (aunque la extirpación de los ovarios incrementó aún más ese riesgo).
La reflexión final podría ser que hoy los ginecólogos nos pensamos más que hace unos pocos años y aún mucho más que hace unas pocas décadas la necesidad de extirpar el útero a nuestras pacientes, toda vez que los tratamientos médicos de toda índole van restringiendo la necesidad del quirófano y de la intervención quirúrgica como solución final de muchos males de las mujeres, reflexiona José Luis Neyro.