Ciertamente no es la primera vez que un mismo fármaco demuestra su función y sus acciones positivas en dos enfermedades diferentes; ya sucedió con Denosumab, un anticuerpo monoclonal que diseñado y estudiado para combatir eficazmente la osteoporosis, demostró acciones positivas en determinados aspectos del cáncer de mama.
Pues bien, en este orden de cosas, acaso el paradigma moderno de acciones múltiples en diferentes órganos y sistemas sea el caso del grupo amplio de fármacos englobados en el genérico nombre de los Moduladores selectivos de los receptores de estrógenos o abreviadamente SERMs (del inglés Selective Estrogen Receptor Modulators), de los que nos hemos venido ocupando en este blog hace tiempo (ver en https://www.neyro.com/2015/01/21/farmacos-contra-la-osteoporosis-evitan-tambien-canceres-ginecologicos/)
La versatilidad de este grupo de fármacos hace que desarrollen acciones parecidas o muy similares a las de los estrógenos en los vasos sanguíneos y en el hueso activando por tanto su metabolismo (e impidiendo la osteoporosis y sus fracturas) y, por el contrario, hacen acciones contrarias a las de los estrógenos naturales tanto en la mama (de ahí sus acciones anticancerosas) como en el útero (con los mismos resultados), concretamente sobre el endometrio.
En este mismo orden de cosas, ahora, un grupo de investigadores españoles del hospital La Fé de Valencia (pertenecientes a la Unidad Mixta de Investigación Cerebrovascular (UMIC) del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe y la Universitat de Valencia) ha demostrado trabajando en el laboratorio con animales de experimentación, que un SERM como Bazedoxifeno fue capaz de disminuir el daño cerebral consecutivo a un accidente cerebro-vascular (ACV) cuando fue administrado a las ratas con ictus. Afirman los autores que «las ratas de laboratorio a las que se les ha administrado bazedoxifeno, el tamaño de la lesión (cerebral) es menor y, con ello, las consecuencias y el deterioro funcional también son menores».
El manuscrito original fue publicado en el número de julio de 2017 en la prestigiosa The Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology y está disponible para el lector interesado en el enlace http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0960076017301255?via%3Dihub. El presente estudio muestra que bazedoxifeno inhibe la muerte celular apoptótica en el modelo de accidente cerebrovascular experimental que los autores diseñaron y emplearon. Bazedoxifeno modula la expresión del receptor de estrógeno α y β, así como de la ruta de señalización MAPK / ERK1 / 2 corriente abajo. Los autores señalan que sus resultados prestan apoyo mecanicista a la consideración de bazedoxifeno como posible fármaco neuroprotector en el accidente cerebrovascular isquémico agudo.
Ya conocíamos, afirma el ginecólogo Dr .Neyro, que Bazedoxifeno había demostrado en humanos nada menos que era capaz de disminuir el riesgo de cáncer de mama, deteniendo las células del citado como comentamos en su día en otra noticia de este mismo web (enhttps://www.neyro.com/2013/06/19/un-farmaco-contra-la-osteoporosis-detiene-el-crecimiento-de-celulas-de-cancer-de-mama/); incluso, ni siquiera era nueva la noticia de otra interacciones medicamentosas positivas de fármacos contra la osteoporosis como protectores de determinados cánceres ginecológicos (como ya mostramos anteriormente en este blog en el enlace https://www.neyro.com/2015/01/21/farmacos-contra-la-osteoporosis-evitan-tambien-canceres-ginecologicos/). Sin embargo, beneficios vasculares directos como los que ahora se muestran de forme preliminar en los animales de laboratorio afectos de ictus, es la primera vez que se comunican.
Los ACV no son infrecuentes en España; afectan cada año en nuestro país a entre 120.000 y 130.000 personas, de las que unas 80.000 fallecen o padecen una discapacidad, según la SEN (Sociedad Española de Neurología), que indica que actualmente, más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional tras haber sufrido un ictus.
Los ictus o ACV son en general de dos tipos diferentes según nos explica el ginecólogo José Luis Neyro: unos son hemorrágicos, por rotura de un vaso sanguíneo intracerebral, habitualmente como consecuencia de la hipertensión arterial mal controlada o no tratada. Los otros son de tipo isquémico, consecutivos a la oclusión de un vaso sanguíneo intracerebral fruto de la arteriosclerosis, del acúmulo en el interior del vaso del colesterol y sus consecuencias. El daño cerebral depende muy mucho de la cuantía del tejido cerebral dañado, así como del territorio cerebral afecto por la lesión.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 15 millones de personas sufren un ictus cada año. Es necesario actuar con rapidez al notar algunos de los síntomas del ictus como la pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo o la pérdida súbita de la visión parcial o total de uno o ambos ojos. También puede notarse algún trastorno repentino de la sensibilidad o sensación de «acorchamiento u hormigueo» de la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo, o la alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien nos escucha. El dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente o la sensación de vértigo y desequilibrio si se acompaña de cualquier síntoma anterior, pueden ser también síntomas de sufrir un ictus.