Los cambios sociológicos que nos han tocado vivir en el final del siglo pasado y en las primeras décadas de este asisten a un imparable retraso en la edad de la maternidad, que condiciona también un aumento en la edad media de las mujeres que consultan con dificultades de su fertilidad en nuestras clínicas a diario. Nos hicimos eco del tema en un post de nuestro blog hace ya un tiempo (y puede seguirse en http://www.neyro.com/2015/01/
Así las cosas, entender y aclarar cuantos más aspectos de la fecundación en humanos, puede ayudarnos en la tarea de conseguir una mayor eficacia de las técnicas de reproducción asistida TRAs, que ya consigue más allá de un 60% de tasa de embarazos por intento en nuestro país (como demostramos en http://www.neyro.com/2014/07/
Ahora, unos investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) han detectado en la superficie del esperma de bóvidos domésticos hasta 58 proteínas capaces de unirse a azúcares presentes en la superficie de los óvulos, que son muy parecidas a las de los espermatozoides humanos.
El descubrimiento ha sido publicado en la revista «Molecular & Cellular Proteomics» en el mes de abril de 2016 y podría utilizarse para desarrollar futuras vacunas para el control de la fertilidad. De hecho, casi todos los hallazgos en este terreno son potencialmente utilizables a favor de la concepción o para la fabricación de proteínas contrarias a la misma en estudios de contracepción.
Puede obtenerse íntegro en el enlace siguiente que nos proporciona el Dr. Neyro, único responsable de contenidos de http://www.neyro.com; está en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/
Mediante el uso de herramientas tecnológicas diseñadas por ellos mismos, científicos del Laboratorio de Proteómica y Química de Proteínas de la UPF liderados por David Andreu y Ricardo Gutiérrez-Gallego, en colaboración con Manuel Avilés, de la Universidad de Murcia, han conseguido detectar estas proteínas.
Las proteínas identificadas en este estudio son en muchos casos idénticas a las del semen humano y, según los autores, «contienen información estructural que podría utilizarse, entre otros fines, para facilitar el diagnóstico y tratamiento de la infertilidad» o incluso desarrollar futuras vacunas para el control de la fertilidad.
Vivimos en una época en la que la predicción del posible éxito de las TRAs resulta de capital importancia y los estudios clínicos no siempre lo permiten de manera precisa, como contamos en http://www.neyro.com/2015/04/
La unión del óvulo (del ovocito, expresado en términos biológicos más precisos) y el espermatozoide está precedida por una serie de interacciones celulares que primeramente conducirán al espermatozoide hasta las trompas de Falopio para después permitir su fusión con el núcleo del óvulo, una vez superadas la zona pelúcida y la penetración de la membrana plasmática ovocitaria.
Al igual que muchos otros procesos, las interacciones descritas se basan en el reconocimiento específico entre moléculas de azúcar y proteínas, un diálogo esencial en la biología que no siempre recibe suficiente atención y que todavía no es del todo conocido.
Estas proteínas, denominadas lectinas, se han visto implicadas en dos etapas clave para la fertilización: la formación del reservorio espermático en el epitelio del oviducto animal y la interacción espermatozoide-óvulo (muy parecida en este caso a la humana).