Las parejas del mismo sexo se encuentran con más obstáculos para el tratamiento de la infertilidad que las parejas de distinto sexo, según sugiere un nuevo estudio que se presenta este domingo en la 110th American Sociological Association Annual Meeting (ASA), que se ha celebrado en Chicago, Estados Unidos. La infertilidad se ve generalmente como un tema relativo a mujeres de raza blanca, ricas y heterosexuales, de forma muy superficial y apriorística señala el experto en técnicas de reproducción asistida y pionero de todas ellas en España, José Luis Neyro..
«Por ejemplo, las parejas del mismo sexo a menudo se tienen que someter a evaluaciones psicológicas antes de ser tratadas por su infertilidad, un proceso que normalmente no se requiere para las parejas de distinto sexo», afirma la autora del estudio, Ann V. Bell, profesora asistente de Sociología en la University of Delaware, en Estados Unidos, quien destaca que el sistema médico de Estados Unidos ha sido estandarizado para trabajar con parejas heterosexuales.
El trabajo de Bell se centró en entrevistas con 95 personas, 41 mujeres heterosexuales de bajo nivel socioeconómico, 30 hombres heterosexuales y 24 mujeres con relaciones con el mismo sexo. «Estas personas están en los márgenes de nuestra comprensión de la infertilidad, ya que generalmente esta cuestión se ve como un tema relativo a mujeres de raza blanca, ricas y heterosexuales», afirma Bell.
El nuevo estudio se basa en su libro de 2014 ‘Concepto erróneo’, que se centró en 41 mujeres de bajo nivel socioeconómico, así como 17 mujeres de nivel socioeconómico alto, para analizar la clase social y la infertilidad. A través de las entrevistas para su libro con las 41 mujeres, Bell encontró que los médicos a menudo asumen que la infertilidad no era un problema para ellas.
Bell ha ampliado su investigación inicial más allá de la clase social incluyendo los efectos de la infertilidad en los hombres y las parejas del mismo sexo. La «medicalización» de la infertilidad –estudiar y tratarla como un trastorno médico — es un proceso que ha llevado cada vez más a diferencias y desigualdades, señala. «La mayor parte de la investigación se centra en las mujeres, a pesar de que muchos hombres se ven afectados por la infertilidad –resalta Bell–. Todavía se ve como un problema de la mujer».
Además, a pesar de los tratamientos médicos cada vez más sofisticadas para la infertilidad, como la fertilización in vitro, el alto costo de muchos tratamientos hace que sea difícil para las personas de la clase trabajadora adquirir el tratamiento o acceder a ellos mientras tienen un trabajo. Por ello, declara el Dr. Neyro, las ya no nuevas técnicas de fecundación in vitro han de estar abiertas a toda la comunidad a través de programas públicos de asistencia sanitaria en los que las esperas debieran ser razonables, en el peor de los casos; véase más información en
http://www.neyro.com/2007/12/19/mas-de-dos-anos-de-espera-para-una-fecundacion-in-vitro-en-osakidetza/
«En general, los investigadores y el público se centran mucho en los aspectos negativos de la medicalización, pero los avances médicos que se han hecho son a menudo muy beneficioso», afirma Bell. «Lo importante es reconocer los tipos de desigualdades que esta medicalización está perpetuando, además de otras nuevas que se está creando», concluye.
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