Las mujeres que usan productos de higiene femenina y realizan las llamadas duchas vaginales pueden aumentar su exposición a químicos dañinos llamados ftalatos, según un estudio publicado en la revista “Environmental Health”. Pueden aumentar la exposición de la mujer a los ftalatos, como señalan los autores del estudio (con un elevado factor de impacto, señala el ginecólogo, José Luis Neyro).
Ya habíamos demostrado hace años que las duchas vaginales desequilibraban la microbiota vaginal con el daño consecutivo que ello tenía para las mujeres en forma de infecciones vaginales de repetición, porque gérmenes oportunistas tomaban el espacio de la microbiota convencional una vez desequilibrada. Hace ya tiempo que publicamos en este mismo blog la bondad del empleo de los probióticos para reequilibrar esa antiguamente llamada flora vaginal, dañada por tantos factores condicionantes (véase en http://www.neyro.com/2014/01/
«Este estudio sugiere, por primera vez, que las duchas vaginales pueden aumentar la exposición de la mujer a los ftalatos, sustancias químicas que pueden alterar la acción hormonal y están asociadas con graves problemas de salud», dice la autora principal del estudio, Ami Zota, que está disponible enhttp://www.univadis.es/
Según esta profesora asistente de Salud Ambiental y Ocupacional en el Milken Institute School of Public Health (Milken Institute SPH) en la George Washington University, en Estados Unidos, estos resultados plantean preguntas acerca de la salud y la seguridad de las duchas vaginales y otros productos perfumados usados en y alrededor del área vaginal.
Los profesionales de salud pública desaconsejan el uso de productos de duchas vaginales, que pueden ocultar infecciones vaginales y conducir a otros problemas de salud graves y repetidos (como señalábamos en el linkhttp://www.neyro.com/2015/04/
Los ftalatos se encuentran en muchos artículos de cuidado personal que se encuentran en las farmacias y se asocian con muchos problemas de salud, incluidos trastornos de desarrollo y de comportamiento en los niños que han sido expuestos a ellos en el útero materno; las consecuencias, destaca el experto JL Neyro, pueden ir más allá de una sencilla vaginitis aún siendo de repetición.
Un tipo de ftalato en particular, el ftalato de dietilo (DEP), se utiliza en productos para retener el aroma y como muchos de los productos de higiene femenina, incluyendo tampones, toallas sanitarias y duchas comerciales, contienen diversas fragancias pueden ser una fuente reconocida de la exposición a los ftalatos, especialmente para las mujeres en edad reproductiva, dice Zota.
Así, Zota y sus colegas estudiaron a 739 mujeres mayores de 20 a 49 años que habían participado en una encuesta nacional entre 2001 y 2004 y que habían respondido a preguntas sobre el uso de productos de higiene femenina. Los investigadores sabían que los ftalatos pueden ser absorbidos por los delgados epitelios de la vagina y una vez en el medio interno se excretan luego en forma de metabolitos. Por ello, los investigadores también buscaron metabolitos de ftalatos en muestras de orina recogidas de los participantes del estudio.
Zota y sus colegas encontraron que las duchas vaginales se relacionaron con niveles más altos en la orina de un metabolito del ftalato DEP. De hecho, las mujeres que informaron de haberse hecho duchas vaginales durante el mes anterior tuvieron un 52% más altas concentraciones urinarias de este metabolito en comparación con las mujeres que nunca usaron estos productos. La evidencia es clara: la vagina absorbe mucha cantidad de productos, aún no siendo la intención de la ducha vaginal en sí misma, señala el ginecólogo José L. Neyro, verdadero enemigo de este falso proceder de la higiene íntima femenina cual es la ducha vaginal.
Zota y sus colegas también encontraron una relación dosis-respuesta entre la frecuencia de las duchas vaginales y la carga corporal de ftalato. Las mujeres que se realizaban duchas vaginales con frecuencia tuvieron la mayor exposición: quienes informaron del uso de estos productos dos o más veces al mes tenían unas concentraciones urinarias del metabolito DEP un 152% más altas que las no usuarias.
Este estudio no vincula directamente los ftalatos en las duchas vaginales a los problemas de salud en las mujeres, de forma que hará falta, según Zota, realizar una investigación adicional que haga esa conexión directa. Aún así, la investigación detectó que la ducha vaginal puede incrementar la exposición de la mujer a DEP y es un hallazgo preocupante que debe explorarse más, señala esta experta.
El American College of Obstetricians and Gynecologists y otros expertos en salud están en contra de las duchas vaginales porque esta práctica se ha vinculado con un mayor riesgo de infección de la vagina, enfermedad inflamatoria pélvica, problemas durante el embarazo y enfermedades de transmisión sexual de todo tipo (lo contamos también en http://www.neyro.com/2014/08/
Ahora, este estudio se suma la preocupación de que las duchas vaginales también pueden exponer a las mujeres a las sustancias químicas que pueden llevar a problemas de salud más adelante en la vida o dañar a su bebé en desarrollo, si las mujeres están embarazadas durante el uso de este tipo de productos.
«Este estudio ofrece otra pieza de evidencia científica que demuestra por qué necesitamos saber más acerca de los productos químicos y sus riesgos para la salud antes de introducirlos en nuestros cuerpos», señala la coautora Tracey Woodruff, profesora de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas en la UCS.
El estudio examinó las asociaciones entre los ftalatos y seis tipos diferentes de productos de higiene femenina, incluyendo tampones, toallas sanitarias, aerosoles femeninos y toallitas, pero sólo encontró una asociación con duchas vaginales. Estos mismos asertos no obstante, señala el experto Dr. Neyro, pueden servir para mejorar la salud femenina y así hemos empleado tampones cargados de probióticos liofilizados para reequilibrar la microbiota dañada por esta costumbre a suprimir de la ducha vaginal (léase enhttp://www.neyro.com/2014/09/
El resumen podría ser que el desequilibrio de la microbiota vaginal influye en la colonización por especies parásitas y productoras de clínica como picores, quemazón, mal olor, sensación de peso en el bajo vientre….etc, etc.
La conxlusión sería que siendo fácil esa des compensación de gérmenes, es preciso utilizar probióticos por vía vaginal para establecer canales adecuados de curación en las vaginitis micóticos y en las vaginosis bacterianas.
Es un hecho: las duchas vaginales deben ser desaconsejadas, aunque te las inculquen culturalmente.