Así se desprende de los resultados de un reciente estudio elaborado por American Medical Systems (AMS), compañía especializada en dispositivos médicos para la salud pélvica, con una muestra de algo más de mil mujeres de más de 45 años. En ese sentido, el estudio muestra como sólo el 20,7% de las encuestadas asegura conocer este problema, cuyos principales factores que favorecen su aparición son, además de la constitución individual de cada mujer (alteraciones del colágeno, etc.), los embarazos y partos (sobre todo los mal atendidos….), el envejecimiento, la obesidad, el estreñimiento (que todos los ginecólogos debiéramos combatir en nuestras pacientes, comenta el Dr. José Luis Neyro; véase más sobre el tema en http://www.neyro.com/2014/12/
Además, acarrea importantes consecuencias psicológicas en las pacientes que la sufren, ya que ven limitada en gran medida su calidad de vida. Recordemos que en una sociedad que envejece a marchas forzadas, la calidad de vida de estos años de más debe ser el objetivo a batir (véase en http://www.neyro.com/2011/11/
Por el contrario, más del 20% de las mujeres considera que sí tendría molestias a la hora de orinar o tener relaciones sexuales, mientras que el 9,4% es consciente de que sufrir esta patología le cohibiría a la hora de seguir con su vida social y laboral y el 4,7% de las mismas no cree ni tan siquiera que pudiese sentarse con normalidad.
En cambio, el estudio que ahora comentamos muestra como tan solo el 35,7% de las madres encuestadas había realizado algún ejercicio o actividad para fortalecer su musculatura pélvica después del parto (seguramente por desidia de los propios ginecólogos que controlaron esas gestaciones, señala el Dr. Neyro en sus comentarios). En cuanto a su tratamiento, solo el 38,8% de las mujeres que sí conocen la enfermedad está familiarizado con alguno de los tratamientos existentes para solucionarla.
Su utilización se ha generalizado en los últimos tiempos, muy a pesar de que a pesar de ello están muy en entredicho por los resultados dispares de los estudios de seguimiento en el medio y largo plazo. Sus defensores argumentan que debido a la mejoría que ha supuesto su introducción en las cirugías reconstructivas, se emplean cada vez más. Se trata de pequeñas mallas de polipropileno que son usadas en el curso de la cirugía reconstructiva del prolapso de órganos pélvicos, para disminuir la frecuencia de recaídas.
«No es necesario pasar por este tipo de situaciones, ya que hoy por hoy afortunadamente disponemos de diversas soluciones, tales como la cirugía reconstructiva», ha defendido Gregorio Escribano, jefe de Sección de Urología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Probablemente, nos señala el responsable de contenidos de www.neyro.com, el experimentado ginecólogo José Luis Neyro, una seria política de prevención del daño del suelo pelviano en el embarazo y en el puerperio con una correcta y respetuosa atención al parto vaginal podrá suponer una mejora de las condiciones del periné para la mayoría de las mujeres que merecen nuestra atención más allá de los momentos cercanos al parto (sígase en el suelto http://www.neyro.com/2015/06/