El avance inexorable de la esperanza de vida media de nuestra sociedad, nos obliga a comprobar que el cáncer sigue creciendo en prevalencia. Es claro que algunos cánceres se relacionan con el sobrepeso (como demostramos enhttp://www.neyro.com/2014/08/28/los-canceres-mas-habituales-se-relacionan-con-el-sobrepeso/), pero no sabemos todo lo que se relaciona con las causalidades directas de todas las neoplasias.
Es más, en algunos cánceres no nos sirve siquiera con la identificación de los factores de riesgo pues la aparición de determinadas neoplasias no responde a patrones claros; lo sabemos bien los ginecólogos cuando peleamos cada día por identificar pacientes de «alto riesgo» de presentar cáncer de mama en el futuro (ver más en este sentido en http://www.neyro.com/2011/02/09/cancer-de-mama-factores-de-riesgo-y-como-evitarlos/)
Ahora, científicos del Kimmel Cancer Center de la Universidad Johns Hopkins de EEUU han creado un modelo estadístico que mide la proporción de incidencia de cáncer debida a mutaciones genéticas arbitrarias que propician la proliferación celular nociva, a través de muchos tipos de tejido. Estas mutaciones genéticas azarosas se producirían cuando las células madre del organismo se dividen.Según este modelo, dos terceras partes de las incidencias de cáncer en adultos pueden ser explicadas principalmente por dichas mutaciones arbitrarias, por tanto, por » mala suerte»; mientras el tercio restante tiene su origen en factores exógenos (del entorno) y genes heredados.Bert Vogelstein, profesor de oncología de la Universidad de Johns Hopkins, afirma además que la longevidad sin cáncer en gente expuesta a agentes causantes de esta enfermedad, como el tabaco, sería debida justo a lo contrario: a la buena suerte, y no a una “buena genética” como suele pensarse. «Es evidente que el tabaco ventajas no tiene y aún estamos descubriendo nuevas consecuencias de su toxicidad», afirma el Dr. José Luis Neyro (puede leerse más enhttp://www.neyro.com/2014/03/05/nueva-evidencia-de-que-el-tabaquismo-aumenta-el-riesgo-de-cancer-de-mama/)
Hasta ahora, se desconocía la contribución real de las mutaciones genéticas arbitrarias –en comparación con la contribución de la herencia genética o los factores ambientales-, asegura Vogelstein.
Resultados estadísticos.Para alcanzar sus conclusiones, los científicos del ensayo publicado en Science (una de las más importantes revistas científicas del mundo) trazaron el número de divisiones de células madre de 31 tejidos y compararon estas tasas con el riesgo de padecer cáncer de los ciudadanos americanos.Determinaron así que la correlación entre el número total de divisiones de células madre y el riesgo de cáncer era de 0.804 puntos. Matemáticamente, cuanto más se acerque este valor a uno, más divisiones de células madre son correlacionadas con un mayor riesgo de cáncer. En porcentajes, el dato supone que alrededor de un 65% del riesgo de cáncer está correlacionado con el número total de divisiones de células madre en un tejido determinado.“Nuestro estudio muestra que, en general, un cambio en el número de divisiones de células madre en un tipo de tejido está altamente relacionado con un cambio en la incidencia de cáncer en ese mismo tejido”, explica Vogelstein en uncomunicado de la John Hopkins (puede verse en el link que adjuntamos al final de este artículo). Por ejemplo, el tejido del colon, que presenta cuatro veces más divisiones de células madre que el tejido del intestino delgado en humanos, tiene una mayor incidencia de la enfermedad que este último.
Reducir el riesgoEl modelo estadístico ha revelado asimismo que 22 cánceres están especialmente vinculados a la “mala suerte” o a las mutaciones aleatorias del ADN durante la división celular. Y que otros nueve parecen estar relacionados con una mezcla de esa mala suerte con factores ambientales o hereditarios.
Por otro lado, continúa explicando el primer autor del trabajo, “descubrimos que los tipos de cáncer que tenían mayor riesgo de lo predicho por el número de divisiones de células madre fueron precisamente los esperables, como el cáncer de pulmón –vinculado al tabaco-; el cáncer de piel –relacionado con la exposición al sol-; y formas de cáncer asociadas a síndromes hereditarios”, señala Vogelstein.
“Este estudio demuestra que el tabaquismo u otros malos hábitos aumentan el riesgo del cáncer. Sin embargo, muchas formas de esta enfermedad se deben a la mala suerte de adquirir una mutación genética (…) La mejor manera de erradicar estos cánceres sería, por tanto, la detección precoz”, afirma el investigador. Por si en estos temas de tabaquismo quedaba alguna duda, los hechos recientemente demostrados con el análisis de las poblaciones recientemente incorporadas a este hábito demuestran su nefasta influencia (como ya dijimos en http://www.neyro.com/2013/11/28/la-incorporacion-de-la-mujer-al-habito-tabaquico-ha-incrementado-la-mortalidad-por-cancer-de-pulmon-un-50-en-los-ultimos-anos/)
En el presente estudio no se incluyeron ciertos tipos de cáncer como el de mama o el de próstata por escasez de datos fiables sobre tasas de división de células madre en la literatura científica disponible. Es más, en el caso del cáncer de mama incluso, tenemos tan difícil la prevención primaria que enfatizamos actualmente muchos esfuerzos en incrementar la efectividad de los métodos diagnósticos de esta neoplasia (lo contamos en el suelto siguientehttp://www.neyro.com/2014/05/30/un-nuevo-programa-de-analisis-de-mamografias-determina-el-riesgo-de-cancer-de-mama/)