Desde antiguo conocemos que la obesidad en general predispone a incremento del riesgo relativo de sufrir enfermedades cardiovasculares; de hecho, también es conocida la influencia del ejercicio en este mismo sentido y a cualquier edad (ver en http://www.neyro.com/2012/06/
En los ultimos tiemspos hemos señalado diferentes halalzgos de evidencia científica notable que aseveraban todo lo anterior; así, el riesgo cardiovascular se relaciona también con la dieta de forma directa (ver enhttp://www.neyro.com/2014/01/
Más recientemente se ha descubierto que un índice de masa corporal (IMC) elevado predispone a diversos tipos de cáncer de localización específica, pero hasta el momento no se había realizado ninguna caracterización sistemática y detallada a gran escala de las pautas de riesgo en los diversos tipos de cáncer habituales ajustado en relación con los posibles factores de confusión. El objetivo de este gran estudio epidemiológico, señala el Dr. Neyro, respondsable de contenidos de este web, fue investigar la relación entre el IMC y los tipos de cáncer de localización específica más habituales.
Utilizando datos de atención primaria de personas incluidas en el Clinical Practice Research Datalink (una enorme base de datos europea sobre historias clínicas reales en condiciones de práctica clínica habitual, lejos de los constreñidos y exigentes ensayos clínicos….) con datos sobre su IMC, se adaptaron modelos de Cox para investigar las asociaciones entre el IMC y 22 de los tipos de cáncer más habituales, realizando ajustes por los posibles factores de confusión. Se adaptaron modelos lineales y, a continuación, no lineales (spline); se investigaron la modificación de los efectos por sexo, estado en relación con la menopausia, tabaquismo y edad, y se calcularon los efectos poblacionales.
Se incluyó a 5,24 millones de personas; 166.955 de ellas presentaron casos de cáncer de interés. El IMC se asoció con 17 de 22 tipos de cáncer, pero los efectos variaron sustancialmente dependiendo de la localización.
Cada 5 kg/m2 de aumento en el IMC se asoció de forma básicamente lineal con el cáncer de útero (cociente de riesgos [hazard ratio, HR] 1,62, IC del 99 % 1,56—1,69; p<0,0001), vesícula biliar (1,31, 1,12—1,52; p<0,0001), riñón (1,25, 1,17—1,33; p<0,0001), cuello del útero (1,10, 1,03—1,17; p = 0,00035), glándula tiroidea (1,09, 1,00—1,19; p = 0,0088) y leucemia (1,09, 1,05—1,13; p≤0,0001).
En general, el IMC se asoció positivamente con el cáncer de hígado (1,19, 1,12—1,27), colon (1,10, 1,07—1,13), ovario (1,09, 1,04—1,14) y cáncer de mama posmenopáusico (1,05, 1,03—1,07) (p para todos <0,0001) como ya conocíamos (ver el enlace previo), pero estos efectos variaban dependiendo del IMC subyacente o de las características de la persona. Se calcularon asociaciones inversas con el riesgo de cáncer de mama premenopáusico y de próstata, tanto en general (próstata 0,98, 0,95—1,00; cáncer de mama premenopáusico 0,89, 0,86—0,92) como en personas que nunca habían fumado (próstata 0,96, 0,93—0,99; cáncer de mama premenopáusico 0,89, 0,85—0,94).
En España, aunque aumentando los pesos en general, la situación comparativa con el resto de los países de Europa no es tan mala pues al menos las mujeres no p`resentan datos objetivos de obesidad preoccupante (lo señalábamos en http://www.neyro.com/2011/11/
En contraste con todo lo anterior, en los casos de cáncer de pulmón y de la cavidad bucal no se observó asociación alguna en las personas que nunca habían fumado (pulmón 0,99, 0,93—1,05; cavidad bucal 1,07, 0,91—1,26): las asociaciones inversas vinieron impulsadas, en general, por los fumadores actuales y antiguos fumadores, probablemente debido a la confusión residual por la cantidad de tabaquismo. Suponiendo causalidad, el 41 % de los casos de cáncer de útero y al menos el 10 % de los casos de cáncer de vesícula biliar, riñón, hígado y colon pueden atribuirse al exceso de peso. Calculamos que un aumento en 1 kg/m2 en el IMC a nivel poblacional haría que 3790 pacientes anuales más en el Reino Unido presentaran uno de los diez tipos de cáncer asociados positivamente con el IMC.
El IMC se asoció con el riesgo de cáncer, con importantes efectos poblacionales. La heterogenia de los efectos indica que distintos mecanismos se asocian con diferentes localizaciones de cáncer y subgrupos de pacientes distintos.