Los hallazgos clave del estudio fueron los que siguen a continuación:
- Cincuenta y siete por ciento (57%) de las mujeres jóvenes encuestadas estaban utilizando algún método de anticoncepción durante el período en que se embarazaron involuntariamente.
- La mayoría estaba utilizando métodos a corto plazo, como la píldora anticonceptiva (54%) o los condones (40%)
- Sólo 12% de las mujeres habían utilizado anticoncepción de urgencia
- Veintiocho por ciento (28%) de las mujeres habían tenido uno o más abortos previos, y cuánta mayor edad tenía una mujer, tanto más alta era la probabilidad de que tuviese más de un aborto
- La utilización de anticoncepción en las cuatro semanas después del aborto fue extremadamente alta (86%), pero 67% utilizaron su método seleccionado durante menos de un año. Los motivos para suspender la anticoncepción fueron irregularidades menstruales para la anticoncepción reversible a largo plazo (ACRLP) y el no renovar a tiempo la dotación de píldoras e inyecciones; ese riesgo, añade nuestro titula José Luis Neyro, crece cada día como consecuencia de la crisis económica.
- Sesenta y tres por ciento de todas las mujeres recibieron de la organización Marie Stopes ACRLP después del aborto (en comparación con 30% en Inglaterra en general). Las mujeres tuvieron más probabilidades de seleccionar un método de ACRLP si habían tenido un aborto previo, o un aborto quirúrgico en vez de no quirúrgico.
«Si resolviéramos la falta de educación sexual y sobre las relaciones en las escuelas, insistiéramos en la capacitación anticonceptiva para los profesionales de la salud y cubriésemos la brecha entre aborto, anticoncepción y servicios de salud sexual, veríamos el abatimiento de las tasas de embarazos no deseados». Seguramente no estamos respondiendo adecuadamente a los cambios sociales sobre ejercicio de la sexualidad que nuestros jóvenes demandan hace ya años, señala José Luis Neyro (ver más en http://www.neyro.com/2011/09/
No todos los métodos confieren la misma protección. Con la utilización típica, en condiciones de práctica clínica (contando los olvidos, las diarreas, los errores…., etc), alrededor de nueve de cada 100 mujeres se embaraza cada año con la píldora, en tanto que los condones tienen una tasa de fracaso del 18%, en comparación con menos del 1% para los métodos de acción prolongada como los anticonceptivos intrauterinos y los implantes[ii].
Genevieve añadió: «Debemos mejorar en las charlas sobre anticoncepción y aborto. Una de cada tres mujeres tendrá un aborto y una de cada cuatro volverá a tener otro. Nuestra investigación muestra que no hay un grupo demográfico específico que tenga más probabilidades de abortos − nos puede ocurrir a cualquiera −. Sin embargo, en la mayoría de las mujeres, los métodos a corto plazo fueron los que con más frecuencia fallaron.
La investigación también reveló que si bien la utilización de la anticoncepción después del aborto era muy alta[iv], lo que es adecuado para las mujeres en un momento, puede no ser siempre la mejor opción, por lo cual es muy importante la conversación constante.
Referencias:
Hend S. Saleh, et al. Efficacy of the Levonorgestrel-Releasing Intrauterine Device as an Alternative to Oral Progesterone in the Management of Endometrial Hyperplasia without Atypia. Open Journal of Obstetrics and Gynecolog, Vol.4 No.7, May 2014.