La recurrencia es frecuente debido a «una mala curación de la infección, a la resistencia de las bacterias a los antibióticos o pobres hábitos de higiene», según un estudio realizado en los hospitales Quirón y General Universitario de Valencia y publicado en BMC Urology. De hecho, el 12% las sufre de manera recurrente, teniendo más de dos episodios al año. La bacteria Escherichia coli (E. coli) es la causante de la mayoría de las infecciones urinarias no complicadas (80%).
Las embarazadas son “las principales candidatas a sufrir cistitis”, advierte el doctor José Luis Neyro, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces de Bilbao. “El embarazo es una situación inmunosupresora, por lo que durante este estado tienden a disminuir las defensas orgánicas y son más frecuentes las infecciones urinarias como la cistitis”, apunta. Debido a esta elevada prevalencia “los ginecólogos sometemos a todas las embarazadas durante el primer trimestre a un urocultivo para determinar si hay gérmenes o no en la orina y tratarlos con antibióticos, aunque no produzcan sintomatología”.
No todos los antibióticos lo permiten, además de que su uso continuado puede provocar tolerancia, reconoce este especialista. Por ese motivo, los ginecólogos también prescriben arándano rojo americano. Las proantocianidinas (PAC) presentes en este fruto, “limitan, disminuyen o anulan la actividad del antígeno flagelar H, responsable de que la bacteria Escherichia Coli permanezca adherida en la mucosa de la vejiga urinaria durante días, semanas o meses. De esta forma la infección urinaria tiende a recidivar porque no termina de eliminar E. Coli localizado en la vejiga”, explica. Diversos estudios han demostrado que a mayor concentración de PAC del preparado farmacológico, mayor eficacia contra las bacterias que originan la cistitis.
Medidas de prevención
El cuidado se debe extremar en las relaciones sexuales. “Una buena medida de prevención que los ginecólogos recomendamos a las mujeres es orinar antes y después del coito, ya que es una de las actividades que más puede facilitar la contaminación de la uretra. La posible infección por el arrastre de los gérmenes desde la vagina hasta la vejiga a través de la uretra queda eliminada por el acto de la micción”, comenta.