Algunas veces, podría parecer que las investigaciones de nuestros científicos se afanan en demostrar cosas que parecerían ser axiomáticas; mas no es así, por sencillas y elementales que parezcan, es necesario tener evidencia científica para poder demostrar que son como pensamos que deben ser o que son en realidad, nos aclara el Dr. Neyro en relación con esta noticia. En humanos, la exposición a situaciones de estrés en la infancia tiene efectos a largo plazo sobre el comportamiento y el funcionamiento del sistema nervioso, incluso en la vida adulta, constituyendo uno de los principales factores de riesgo para desarrollar diversas psicopatologías. Investigadores del Instituto de Neurociencias de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) han constatado en un estudio con ratas que la atención de la madre al niño durante la infancia protege del estrés en edad adulta. La investigación, que publica “Frontiers in Behavioral Neuroscience”, apunta a que una conducta materna adecuada puede compensar ciertos efectos negativos del estrés durante la infancia y proteger ante el estrés en edad adulta. El estudio, que analizó el comportamiento de 30 madres y sus 252 crías, se basa en roedores como la rata, porque las crías están con la madre hasta el momento del destete materno, y el comportamiento de la madre hacia las crías tiene consecuencias importantes en la reactividad al estrés y los niveles de ansiedad de las crías cuando son adultas.
En concreto, los investigadores trabajaron con la restricción de los materiales que las ratas utilizan para construir sus nidos, y observaron que, ante la situación de estrés provocada por la falta de copos, la madre aumentaba la atención hacia las crías, como si de alguna forma intentara compensar el estrés recibido. Una vez las crías se hacen adultas los investigadores han estudiado, a lo largo de cuatro meses, su comportamiento y cognición en diversas pruebas, así como la reactividad endrocrina al estrés mediante los niveles de hormona corticosterona y ACTH. Está claro que incluso entre los animales de experimentación, la relación que la madre desarrolla con sus crías, el cariño (o el instinto) que pone en sus cuidados, puede tener una influencia definitiva en la forma en que las crías se desarrollarán en sus vidas adultas, concluye el Dr. Neyro.