Métodos
Se analizaron parejas de madres e hijos pertenecientes a la cohorte del Estudio longitudinal Avon de padres e hijos (Avon Longitudinal Study of Parents and Children, ALSPAC) mediante la medición de la concentración de yodo en orina (y de creatinina para corregir el volumen de orina) en muestras almacenadas de 1040 mujeres que se encontraban en el primer trimestre de embarazo. Se seleccionaron mujeres embarazadas de un solo feto y de quienes se disponía de una muestra de orina del primer trimestre (definido como 13 semanas de gestación o menos; mediana de 10 semanas [amplitud semi-intercuartil: 9-12]) y un indicador del coeficiente intelectual (CI) del niño a los ocho años de edad. Los resultados de la relación yodo-creatinina de las mujeres se dividieron en menos de 150 μg/g o 150 μg/g o más según los criterios de la OMS sobre déficit o suficiencia de yodo durante el embarazo. Se evaluó la asociación entre los niveles de yodo de la madre y el CI del niño a los ocho años de edad y su capacidad de lectura a los nueve años. Se incluyeron 21 factores socioeconómicos, paternos y del niño como factores de confusión.
Conclusiones
El grupo se clasificó como portador de un déficit de yodo leve a moderado atendiendo a una mediana de concentración de yodo en orina de 91,1 μg/l (amplitud semi-intercuartil: 53,8-143; relación yodo-creatinina de 110 μg/g, amplitud semi-intercuartil: 74-170). Tras efectuar el ajuste por factores de confusión, los niños de mujeres con una relación yodo-creatinina inferior a 150 μg/g presentaban más probabilidades de tener puntuaciones correspondientes al cuartil más bajo de CI verbal (cociente de probabilidades: 1,58; IC del 95%: 1,09-2,30; p=0,02), precisión lectora (1,69; 1,15-2,49; p=0,007) y comprensión lectora (1,54; 1,06-2,23; p=0,02) que los de madres con relaciones de 150 μg/g o más. Al subdividir el grupo de menos de 150 μg/g, las puntuaciones empeoraron progresivamente de 150 μg/g o más hasta 50-150 μg/g y menos de 50 μg/g.
Nuestros resultados muestran la importancia de tener niveles de yodo adecuados durante las primeras semanas de gestación y ponen de relieve el riesgo que el déficit de yodo puede suponer para el lactante en desarrollo, incluso en un país cuya población es solo levemente deficitaria en yodo. El déficit de yodo en mujeres embarazadas de Reino Unido debería abordarse como un importante problema de salud pública que requiere atención.