El recién nacido tiene muchos reflejos. Aquí sólo describiremos los más llamativos, algunos de los cuales usted puede observar e incluso provocar:
• El reflejo más visible y más importante es el reflejo de MORO. Consiste en lo siguiente:. cuando al recién nacido se le mueve bruscamente o nota alguna alteración del equilibrio, e incluso cuando hay un ruido fuerte, extiende sus brazos y piernas, dobla el cuello y la espalda hacia atrás para acabar cerrando los brazos. La ausencia de este reflejo al nacer o si persiste después de los cinco
meses de vida, puede ser signo de problemas neurológicos.
• Reflejo palmar y plantar: si se acaricia la planta del pie o la palma de la mano con un dedo, el niño intentará cogerlo o asirlo. El reflejo palmar desaparecerá hacia el cuarto mes de vida y el reflejo plantar disminuye progresivamente hasta desaparecer.
• Reflejo de la marcha: si se sostiene al bebé de forma que sus pies rocen una superficie, efectuará movimientos con las piernas como si fuese a andar. Este reflejo desaparecerá entre el cuarto y quinto mes de vida.
• Los reflejos más importantes son los reflejos de rotación (también llamado de hociqueo o de búsqueda) y de succión que son los que le van a permitir alimentarse.
El recién nacido irá perdiendo los reflejos durante los primeros meses, y con la desaparición de estos reflejos aparecen los actos y movimientos conscientes.
Los reflejos irán desapareciendo con el tiempo. Posteriormente aparecen los actos y movimientos conscientes conforme madura el bebé neurológicamente.
• SENSACIÓN DE SACIEDAD. La sensación de saciedad en algunos bebés es brusca; parece que saben cuando tienen bastante. Sin embargo, en otros la saciedad aparece lentamente. ¿Cuándo sabemos si está saciado? Cuando el bebé se relaja y se apacigua después de varios minutos de succión activa. De todas formas la sensación de saciedad es muy variable de un bebé a otro. Si la alimentación es por lactancia materna, ofértele siempre empezar cada “tetada” por la mama diferente a la que empezó la toma anterior; de esta forma, irá vaciando adecuadamente ambas mamas sin provocar la retención de leche en ninguna de ellas.
Es importante cierto conocimiento de la capacidad sensorial del recién nacido, porque las respuestas emocionales en este periodo de la vida son evocadas principalmente por mediación de los sentidos.
• La visión. El recién nacido es sensible visualmente desde el nacimiento. Responde a la luz con movimientos de parpadeo. Puede ver los objetos, si bien, cuando el objeto está situado a más de 20-30 centímetros, el bebé lo ve borroso. No siempre mueve los dos ojos a la vez. Le atraen más las formas que los colores. Lo primero que aprenderá a conocer es la cara de su madre.
• La audición. El bebé puede oír al nacer. Durante sus primeros días de vida, responde con llanto y sobresalto a los ruidos fuertes y repetidos. En principio el bebé es más susceptible al sonido de la voz humana. Parece que le gusta más la voz susurrante. No es un error que en esos días, los padres se aseguren de que el RN es capaz de oir, de reaccionar frente a esos estímulos sonoros como un aplauso, un ruido fuerte provocado fuera de su campo visual.
• El olfato. Los recién nacidos distinguen los olores agradables de los desagradables. Puede provocarse el reflejo de búsqueda por el olor de la leche materna. Por ésto puede buscar el pecho materno en la oscuridad. Responde a los olores agradables con movimientos de chupeteo y de lamer y con movimientos de evitación a los olores desagradables.
• El gusto. Está bien desarrollado al nacer. El recién nacido distingue las cualidades gustativas. El sabor salado tiende a inhibir la respuesta de succión, mientras que el dulce provoca y mantiene la succión.
• Sensación tactil y de presión. El recién nacido es sensible a los estímulos tactiles y de presión. La sensación tactil es más efectiva en la región buco-nasal, pero la sensibilidad de la piel está ampliamente distribuida.
• La sensación térmica. La piel del recién nacido es muy sensible a los cambios de temperatura, por lo que se enfría con facilidad en ambientes fríos y aumenta su temperatura con el calor. El calor confortable provoca un movimiento hacia el estímulo, y sin embargo el frío desencadena movimientos de retirada.
• La sensación de dolor. Está bien desarrollada en el recién nacido. Responde a los estímulos dolorosos con movimientos de retirada, expresión facial de incomodidad y llanto.
• El lenguaje. La primera vocalización de un bebé es el llanto al nacer. El llanto es su único lenguaje para relacionarse con el entorno, sobre todo con sus padres. Puede llorar por diversos motivos: por hambre, por tener los pañales manchados, por el aire deglutido durante la toma, por frío o por calor o simplemente por necesidad de afecto. Los padres aprenderán a distinguir rápidamente las causas del llanto.
• El sueño. La duración del sueño es muy variable; unos bebés duermen más que otros. Durante las primeras semanas de vida la mayoría de los bebés duermen casi continuamente, excepto cuando se despierta porque tiene hambre. Una vez saciado vuelve a dormirse. El sueño es ligero y se interrumpe fácilmente. Desde el principio el sueño nocturno es más largo que durante el día. Los bebés empiezan a dormir durante la noche (la llamada pausa nocturna) alrededor de la octava y doceava semanas de vida, aunque algunos pueden tardar más en hacerlo; por eso, cada bebé necesitará un tiempo diferente para retirar la toma de la noche. En cualquier caso, el hábito de dormir requiere un aprendizaje, por lo que hay que enseñar al bebé a dormir.