Nuestra sociedad viene asistiendo entre asombrada e indignada cada año a una estadística macabra, que demuestra que no todas las personas piensan que sus parejas son iguales y así, cada doce meses, los recuentos contabilizan unas setenta mujeres asesinadas por sus parejas….., de manera constante. En los últimos años desde 2010, esa cifra va disminuyendo lentamente pero se estabiliza entre las cuarenta y cinco y las cincuenta mujeres asesinadas por violencia de género cada año en España (ver en
http://www.neyro.com/2015/02/02/la-violencia-de-genero-mata-cada-ano-en-espana-a-mas-de-cincuenta-mujeres/)
Diferentes investigaciones de todo tipo, sociológicas, psicológicas, psiquiátricas…se han puesto en marcha para tratar de entender las causas que motivan que una pareja, un marido las más de las veces o un ex-marido arremeta con violencia mortal contra su mujer. Ahora, un estudio liderado por un grupo de investigación de la Universidad de Granada (UGR) ha evidenciado las «diferencias» que existen en el funcionamiento cerebral de los hombres maltratadores ante imágenes relacionadas con la violencia contra la pareja en comparación con lo que ocurre con otros delincuentes.
Así lo ha dado a conocer la UGR, que ha destacado que este estudio ha comparado «por primera vez en el mundo» cómo funciona el cerebro de los hombres que han maltratado a su pareja o expareja en comparación con el de otros delincuentes, cuando son expuestos a imágenes relacionadas con diferentes tipos de violencia, y los hallazgos de esta investigación acaban de ser publicados por la revista «Social Cognitive and Affective Neuroscience».
De esta manera, el trabajo que ahora comentamos ha revelado que «los maltratadores, en comparación con otros delincuentes, mostraron una mayor activación en la corteza cingular anterior y posterior y en la corteza prefrontal medial, y una menor activación en la corteza prefrontal superior ante imágenes de violencia de género con respecto a imágenes de contenido neutro».
Ahora, volviendo al trabajo sobre el cerebro del maltratador, además, se ha demostrado que la comparación directa entre imágenes con diferente contenido violento apoyó también un perfil de funcionamiento cerebral propio en maltratadores, con una implicación de la corteza prefrontal medial, así como una gran participación de la corteza cingulada posterior y el giro angular izquierdo ante imágenes de violencia contra las mujeres.
Según explica la UGR, estos hallazgos «podrían explicar algunas de las alteraciones psicológicas que describen los maltratadores cuando se enfrentan a su compañera sentimental, como estrategias de afrontamiento desadaptativas, problemas en la regulación emocional en forma de obsesiones sobre la pareja, estados de ánimo como miedo, ira o rabia, miedo a ser abandonados, e inestabilidad afectiva repentina en forma de aumento de la ansiedad».
El catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada y responsable principal de esta investigación, Miguel Pérez García, investiga desde hace años el funcionamiento mental y cerebral de los maltratadores, así como el perfil de reincidencia de los mismos. En su opinión, «los resultados de estos estudios podrían tener implicaciones importantes para una mejor comprensión de la violencia contra las mujeres, así como de las variables que se relacionan con la reincidencia de los maltratadores».
Los estudios anteriormente reseñados forman parte de una línea de investigación más amplia en Neuropsicología de la Violencia de Género, dentro de la que la investigadora de la UGR Natalia Hidalgo Ruzzante lidera un proyecto que aborda el estudio de las secuelas neuropsicológicas presentes en las mujeres víctimas. Seguramente, la educación en valores de igualdad y convivencia desde la infancia podrían modificar esos comportamientos para eliminar una de las formas más salvajes de violencia que es la ejercida contra la propia pareja (lo expusimos en
http://www.neyro.com/2014/03/06/entrevista-por-tu-salud-canal-sur-radio-los-problemas-generados-por-la-violencia-de-genero/)
«Las mujeres que han sufrido violencia de género por parte de su pareja (o expareja) padecen una multitud de problemas físicos, psicológicos, neurológicos y cognitivos como consecuencia del maltrato. La afectación se puede producir a través del daño directo consecuente con los golpes en la cabeza; pero también de los efectos del daño indirecto en el cerebro, a través de las alteraciones cerebrales producidas por las secuelas psicológicas (especialmente el estrés postraumático) y del efecto que el cortisol, segregado en situaciones de estrés crónico», ha explicado Hidalgo.
La mayoría de la investigación existente se centra en los trastornos de la salud física y psicológica, pero existen muy pocos trabajos que hayan estudiado cómo el maltrato puede afectar al cerebro en mujeres que han sufrido violencia de género. Aún así, parece evidente que dichas alteraciones cognitivas pueden traer asociadas otras dificultades en el funcionamiento social y laboral de las mujeres afectadas, según señala la investigadora de la UGR.
En esa línea, ha apuntado que «una adecuada evaluación neuropsicológica podría objetivar las posibles alteraciones cognitivas, emocionales o conductuales producidas por dicho daño cerebral. En la actualidad, las mujeres maltratadas no son rutinariamente evaluadas para el diagnóstico de posible deterioro neuropsicológico, y menos aún cuando sólo existen antecedentes de haber sido víctimas de maltrato psicológico (y no físico)».
Actualmente, los esfuerzos del grupo de investigación de la UGR están centrados en el desarrollo de baterías de evaluación cognitiva y programas de rehabilitación específicos para las secuelas descritas en mujeres víctimas de violencia.
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