Estadísticamente, uno de cada diez embarazos de todo el mundo termina en parto prematuro. El riesgo depende de diversos factores y se va incrementado cada año que pasa en los países occidentales donde ya es un problema de salud pública, señala el titular de este web José Luis Neyro y nuevas investigaciones tratan de mejorar la situación (ver en http://www.neyro.com/2014/05/ 20/un-nuevo-analisis-de- sangre-podria-prever-los- nacimientos-prematuros/).
Investigadores australianos han descubierto que la alimentación de la madre anterior a la concepción es uno de ellos. El estudio se publicó en “The Journal of Nutrition”. Científicos de la Universidad de Adelaida analizaron los hábitos alimentarios de 300 mujeres del sur de Australia antes de quedarse embarazadas y los compararon con los resultados del parto. Se puso de manifiesto que quienes tenían una alimentación invariablemente sana, que incluía carne magra, pescado, fruta, verdura y cereales integrales, presentaban un menor riesgo de parto prematuro.
“Por otro lado, las mujeres que consumían sobre todo alimentos de gran contenido calórico, como comida para llevar, patatas fritas, pasteles, galletas y otros alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar, tenían más probabilidades de dar a luz a niños prematuros”, declaró la autora principal, Jessica Grieger. En realidad, la probabilidad fue un 50 % mayor.
Nos ocupamos recientemente en este blog del asunto, comenta el Dr. Neyro, cuando revisamos otro estudio hecho en otro lugar del mundo con muy parecidas conclusiones generales (ver en http://www.neyro.com/2014/03/ 14/una-dieta-equilibrada-en- el-embarazo-podria-reducir-el- riesgo-de-parto-prematuro/)
“La prematuridad es una importante causa de enfermedad y muerte en lactantes”, afirmó Grieger. Cuanto mejor se conocen los motivos, más se puede hacer para influir positivamente en la supervivencia y los resultados de salud a largo plazo de los niños. La nutrición se considera un factor importante en este sentido, y puede modificarse fácilmente. Recuerden lo que nos decían nuestros mayores: «somos lo que comemos»